Ante la grave crisis hídrica que aqueja a esta localidad y el incremento en el régimen de precipitaciones, que la semana pasada generó el desborde de arroyos, algunos vecinos comenzaron a almacenar agua de lluvia, ya sea mediante aljibes o con la instalación de tanques que se nutren de las canaletas cuando hay precipitaciones.
Algunos improvisan con lo que tienen y otros invierten un poco más, todos con el objetivo de almacenar el vital líquido para tareas de limpieza y riego, aunque también muchos lo utilizan para el consumo humano, previa potabilización casera.
Según las estimaciones de profesionales del medio, el aprovechamiento del agua de lluvia posibilitaría una reserva de 600 litros diarios por habitante.
Esteban Brítez, vecino de Villa Bonita, instaló un tanque de 500 litros a la canaleta de su casa. Con una inversión de mil pesos, dispone de una buena reserva para regar su patio, sus plantas, lavar el auto y los pisos.
“Es una costumbre familiar, una tradición que vale la pena preservar porque el agua escasea cada vez más y tenemos que cuidarla. También es una manera de concientizar a los más jóvenes, no sólo por lo económico, sino por el cuidado del medio ambiente”, comentó.
Para graficar el ahorro en el consumo, contó que abona 100 pesos por mes de agua, cuando el promedio local ronda los 200 pesos de facturación.
En ese camino, funcionarios y técnicos analizan la posibilidad de que los nuevos planos de obra cuenten con un ítem que contemple el aprovechamiento del agua de lluvia, con el objetivo de optimizar las reservas del vital líquido para el uso en sanitarios y quehaceres domésticos.
La propuesta fue presentada al Ejecutivo por el ingeniero Néstor Munaretto y, en líneas generales, plantea replicar experiencias de antaño que quedaron en desuso, ya que décadas atrás era común contar con aljibes y reservorios domiciliarios.
Citaron además el ejemplo del Brasil, donde se construyen viviendas con sistemas de canaletas y cisternas que permiten utilizar el agua de lluvia en los baños.
“No sólo es posible, sino necesario. No puede ser que estando sobre el Acuífero Guaraní, con un régimen de 1.800 a 2.000 milímetros de lluvia por año, tengamos falta de agua en Oberá”, subrayó Munaretto.
Con datos precisos, el profesional detalló que un metro cuadrado de monte puede captar hasta 300 litros de agua por hora, pero “un techo cero. Entonces, desperdiciamos el agua que nos viene de arriba y seguimos usando agua potable para el inodoro”.
Por ello, puso como ejemplo “lo que hacían nuestros padres con aljibes y sistemas comunitarios. Incluso, creo que los nuevos planos de obra deben tener un ítem que incluya el aprovechamiento del agua de lluvia”. En la última semana, la zona Centro de la provincia fue la más azotada por las intensas lluvias. Hubo inundaciones, evacuados y grandes pérdidas económicas.

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