Como un aporte a los programas de trabajo que deben estar elaborando los candidatos a intendente de nuestra ciudad en lo que hace en la inclusión de la historia y la cultura en los mismos, comenzaremos desparramando un conjunto de renglones de los que fuera autor el destacado profesor, miembro de la Academia Argentina de Letras y que tiene que ver con los temas mencionados más arriba. Por sus cualidades y calidades intelectuales su nota (09/07/1992), que reproducimos en los párrafos que tienen que ver con el tema que hoy proponemos, vale la pena tenerla muy en cuenta:
«Pienso que en Oberá empieza a buscarse algo más que un simple, discutible progreso material. Digo discutible, porque es falto de sustento un adelanto que solo procura la realización de cierta obra pública y de ciertas instalaciones para mayor confort y más reluciente urbanismo. Antes que todo esto busquemos el decoro -decía un pensador- Y no carecía de sensatez, por supuesto.
Claro que las necesidades suelen ser perentorias; o, como aseveraba Perogrullo, las necesidades son necesarias. Queriendo decir con esto que un mínimo de progreso material es imprescindible; lo cual también es verdad.
Se había completado el pavimento a Santa Ana, se levantó el nuevo edificio de la Cooperativa Agrícola, se pavimentó la Ruta 14 a Aristóbulo del Valle y Dos de Mayo, se construyó el nuevo edificio de la Cooperativa de Electricidad, se instalaron teléfonos automáticos, se construyó la red de aguas corrientes… Y ahora las cloacas y el pavimento del Autódromo. Son algunos de los progresos materiales que sin duda han completado la urbanización de Oberá, embelleciéndola. Y esto, sin olvidarnos de la iluminación, que dio esplendor «a lo que brilla».
Hubo un movimiento que podíamos denominar socio-cultural, en ciertos períodos como ocurrió en la década del 40 cuando se fundan clubes, se editan periódicos (de no muy larga vida), se realizan festivales artísticos, se crea el primer establecimiento de enseñanza media (el Colegio Nacional) Se instaura la Biblioteca Popular «Sarmiento», de carácter municipal, nace el Circulo de Prensa (1949); hasta se dictan conferencias. Hacia principios del 50 se aplaca este impulso, quizás por la controversia política muy acentuada; pero a fines de esa década se reaniman las actividades socio-culturales, con notorias manifestaciones de arte, entre ellas el teatro, que ha dejado un nombre para la historia «El Piolín». Se organizan reuniones, encuentros, debates. Se traen espectáculos de Corrientes Santa Fe, además de Posadas. Vienen actores, recitadores, bailarines de trascendencia nacional. Esto dura hasta el 66, cuando el golpe militar produce un enrarecimiento en el aire de la cultura. Y pareciera que Oberá, como toda la provincia, cae en un pozo de indiferencia.
A comienzos de la década del 70 hay un renacimiento significativo, que podemos ejemplificar con la Peña Cultural, entre otras iniciativas. Esto dura hasta el advenimiento del Proceso, que produce una interrupción brusca y violenta de toda actividad artística e intelectual.
Lo demás, es cosa reciente. Pero hemos dejado en claro -eso creo- que la aparición y desarrollo de la vida del pensamiento y la cultura ha sido algo esporádico. Siempre que se ha retornado a la normalidad (con su indispensable cuota de la libertad) se ha comenzado por revitalizar proyectos de obras materiales, a menudo con exclusión de toda otra posibilidad. Esto quiere decir, que es una constante el relegamiento de la cultura en el inicio de cada una de las etapas institucionales; y cuando, pugnando por sus fueros, la cultura recupera sus vías naturales de actividad y producción, avanza con impulso incontenible, para un máximo de logros en el tiempo generalmente reducido que le dejan.
Lo hemos dicho en otra ocasión: la cultura es lo primero, y está en la base del desarrollo de los pueblos. Las instituciones y las leyes no originan cultura, sino que son producto de una cultura preexistente.
La Feria Provincial del Libro es casi la única actividad cultural válida que se produce durante el Proceso (la primera Feria es de 1978). Reúne, entre otros méritos, el de dar cabida a la literatura regional, el de realizar cursos y talleres para docentes, el de originar otras actividades artísticas y artesanales.
Con el advenimiento de la institucionalidad, según hemos enunciado, renace la preocupación por antiguos y nuevos proyectos de progreso material. Hasta que el espíritu sale a reclamar lo suyo, pues «no sólo de pan vive el hombre», y entonces surgen iniciativas llamadas a dar sus frutos, siempre y cuando no queden en los papeles. Decimos esto porque se trata de iniciativas que tuvieron repercusión en el Concejo Deliberante, generando sendas ordenanzas, a saber:
a) La Nº 030/91 por la cual se crea el Salón de Esculturas de la ciudad de Oberá, «destinadas a ornamentar los distintos paseos, plazas y plazoletas de la ciudad de Oberá. El mencionado Salón se realizará anualmente durante la «Semana del Estudiante» en el mes de septiembre»;
b) La Nº 041/91, por la que se instituye «un Régimen de Premios Municipales a la producción artística, intelectual, deportiva y de bien común»;
c) La Nº 004/92, por la que se crea «el Departamento de Archivo Histórico y Museo de la Municipalidad de Oberá, dependiente de la Dirección de Cultura, para reunir, clasificar, organizar y conservar los fondos documentales, restos materiales y objetos de valor histórico de la ciudad de Oberá».
Las dos primeras (ordenanzas 30 y 41 de 1991) tienen gran significado como instrumentos de promoción de la actividad artística, intelectual y social; la tercera (ordenanza Nº 4 del corriente año, 1992) viene a subsanar una antigua deficiencia, toda vez que apunta a la preservación del patrimonio cultural, y al resguardo y ordenamiento de toda documentación de valor histórico. Si estas tres ordenanzas se llevan a la práctica en su integridad, Oberá se abrirá camino hacia un desenvolvimiento cultural promisorio.
Como correlato al tema que estamos tratando y en consonancia con la opinión vertida por el profesor Amable con relación a la Ordenanza Nº 4 agreguemos conceptos que vertíamos en estas páginas en nota editorial del 7 de octubre de 2005:
» …tuvo lugar en la Municipalidad de Oberá un acto de profundo contenido cultural, ya que se dieron a conocer las bases de los concursos «Monumento al Cacique Oberá» organizado por la Municipalidad de Oberá a través de la Dirección de Cultura, y la Junta de Estudios Históricos y «Letras Obereñas» organizado por la Municipalidad, también a través de la Dirección de Cultura.
Si bien las motivaciones en uno y otro caso son de distinta identificación, una histórica y la otra literaria, las dos expresiones tienden a enriquecer el universo de la cultura local que viene despertando una y otra vez la idea de que nuestra ciudad luce, en el panorama provincial, un galardón de liderazgo en cuanto a cultura.
Puede ser que este tipo de manifestaciones aparezca como poco trascendente para los sectores carenciados, apremiados como están de prioridades elementales de subsistencia, pero no menos cierto es que a la par que es prioritario tomar medidas para erradicar definitivamente esas impiadosas situaciones, es imprescindible ir creando el ambiente cultural imprescindible como para que día a día se involucre más y más gente en él ya que está perfectamente comprobado que instrucción y cultura contribuyen en mucho al desarrollo de los pueblos que, tutelados por este recurso, pueden encarar con mayores posibilidades la concreción de un país más desarrollado pero por sobre todo con un mejor nivel de expectativa de vida.
En ese sentido y por ejemplo, el monumento al cacique Oberá que se concursa, nos permitirá -teniendo en cuenta las pautas del mismo- verlo inaugurado el próximo 9 de Julio, día de la celebración del aniversario de la fundación de Oberá y a partir de allí sin lugar a dudas se alzará en la Avenida de las Américas a la altura de la Avenida Gendarmería Nacional el imponente monumento que será una atracción más al turismo y que podrá ingresar al circuito turístico local por el que vienen bregando los miembros de la Junta de Estudios Históricos, que mucho trabajó por «legitimizar» de una buena vez la figura del cacique Oberá como numen del nombre de nuestra ciudad.
En lo que hace al concurso de letras obereñas que se viene a sumar a muchas manifestaciones más que surgen del dinámico empuje de la dirección de Cultura municipal y que encuentra respaldo y apoyo en la batalladora incansable gente de la Feria Provincial del Libro, en este caso puntual nos llena de satisfacción que se abra a la comunidad y en especial a todos aquellos que sienten la necesidad de expresarse a través de las letras esta posibilidad no solamente de escribir, sino de ver publicada su obra, lo que hace que se pueda ir multiplicando aquel acceso a la cultura del que hablamos anteriormente.
Cada edición de la Feria del Libro -a la que tratamos de auspiciar a través de las páginas de Pregón Misionero ya que durante su desarrollo Oberá siente el orgullo de ser epicentro de la cultura provincial- que ha superado ya el cuarto de siglo, nos pone de frente a la presentación de obras y autores que, si existe incentivo, irá engrosándose muy positivamente
Por ello consideramos que todo tipo de inversión que realiza, como en este caso, la actual administración municipal encabezada por el arquitecto Ewaldo Rindfleisch, y que está destinada a cultura, es un dinero bien invertido y por sobre todo que acarreará réditos cercanos y lejanos para la población…»