Roban camionetas en la zona Centro para intercambiar por marihuana del Paraguay. Por la seguidilla de hechos, no descartan complicidad policial. Sigue firme la sospecha de la participación de un entregador local.
Los investigadores de los recientes asaltos perpetrados en la localidad de Guaraní tendrían elementos para relacionar estos hechos con una banda de narcotraficantes con base en Corpus y Santo Pipó, quienes se dedican al robo de vehículos de alta gama que luego intercambian por marihuana proveniente del Paraguay.
La información ya llegó a los escritorios de las autoridades del Ministerio de Gobierno, quienes manejan los datos con sumo hermetismo para evitar interferencias internas en la propia Policía, puesto que no se descarta que los delincuentes cuenten con la complicidad de integrantes de la fuerza de seguridad.
A esta conclusión arribaron funcionarios provinciales, alertados por gente de Guaraní que conoce en detalle los movimientos de un pueblo pequeño donde todos se conocen y saben quien llega y sale. También enumeraron ciertos antecedentes que involucrarían a personal policial.
En este contexto, cobra relevancia la figura del presunto entregador, un sujeto oriundo de la zona que reside en la provincia de Buenos Aires y regresa esporádicamente a la localidad.
Precisamente, en más de una ocasión se lo vio en compañía de personas extrañas. Se los suele ver un par de días y luego desaparecen por varios meses. Cuentan que la semana pasada el sospechoso anduvo por el pueblo.
A su vez, un hermano del sujeto tendría vínculos con la banda que pisa fuerte en Corpus y Santo Pipó, información que están cotejando los pesquisas.
La principal línea de investigación es que los narcos cuentas con dateros y entregadores en varios puntos de la provincia, sobre todo la zona rural donde habitan colonos con buen poder adquisitivo y vehículos caros.
El modus operandi incluiría el robo de camionetas y dinero en efectivo, para lo cual sería clave la participación de alguien que conoce los movimientos de la zona, como ser la época de cosecha y de cobro de la materia prima.
En general, golpean en sectores rurales de difícil acceso y donde no haya vecinos cerca, tal como sucedió en los recientes atracos de las familias Sokalski, Scheg y Kononczuk de Guaraní.
¿Zona liberada?
Lo concreto es que fueron muchos hechos en pocos meses, lo que marca que los delincuentes están cebados y que la Policía no cuenta con los medios, la capacidad o la intención de atraparlos.
En los últimos dos atracos -perpetrados en la noche del sábado con una diferencia de dos horas- tres maleantes con el rostro cubierto irrumpieron en la casa de Valentín Scheg (43) y lo sorprendieron en compañía de su esposa y su hijo de seis años.
El dueño de casa fue golpeado e inmovilizado, tras lo cual los delincuentes se apoderaron de 30 mil pesos en efectivo y la camioneta Ford Ranger que fue hallada el lunes. Los delincuentes contaron con el apoyo de un Volkswagen Gacel color verde, según confiaron fuentes del caso.
Luego condujeron unos seis kilómetros hasta la propiedad de Juan Kononczuk (40), en Colonia Yapeyú, con la intención de robarle dinero y su camioneta 4×4, pero se toparon con la resistencia de la familia y se produjo un intercambio de disparos donde resultaron heridos el dueño de casa y uno de los ladrones.
“Vinieron a robar las dos camionetas, pero no contaban con que una de las familias se iban a defender, tuvieron que cambiar sus planes y dejaron abandonada la Ford Ranger, tal vez porque uno estaba herido y no podían llamar la atención”, especuló un investigador.
En junio, El Territorio informó que los colonos de la zona se estaban armando debido a los reiterados hechos de inseguridad que venían padeciendo.
“Estamos peor que en Bonanza. Ahora tengo que armarme y esperar, si me matan o les mato”, graficó entonces Clemente Sokalski, víctima de un violento robo a mediados de aquel mes.
Más allá del impacto mediático del momento, en concreto la Policía no logró dar con los delincuentes y esta semana otra vez la comunidad de Guaraní fue víctima de peligrosos malandras que no dudaron a la hora de disparar e hirieron a Kononczuk, quien de milagro salvó su vida puesto que uno de los disparos le afectó la cara y el cuello.
Territoriodigital