Hoy viernes 16 será para los obereños un día muy especial el que se nos brindará a partir de las 19 hs. en la Biblioteca Popular Domingo F. Sarmiento con la presentación del libro “Narraciones, Poemas e Historietas Literarias” y que consiste en el aprovechamiento de tanta y tanta escritura de tan prolífero escritor “obereño por adopción”, como gustaba decir, que ha permanecido inédita y que la familia tomó la decisión de publicar “una parte importante de esos escritos…”, al decir de su hija, María Angélica Amable, investigadora cultural e histórica en nuestra provincia.
   Y si decimos un día muy especial para nosotros el de hoy viernes quedará explicado en los renglones siguientes que escribimos con mucho sentimiento y publicamos en Pregón Misionero el 3 de noviembre de 2000.
Adiós al amigo y compadre
   «Si ha de irse conmigo sólo lo mío,/ todo lo mío es lo que va conmigo/ y nada más,/ ¿a qué acumular frases, libros,/ prendas, muebles y cariños?/ Pero no; es necesario todo,/ dado qué el mundo mío/ es lo que yo construyo/ desde adentro hacia afuera/ con las cosas que me son familiares/ y queridas.» («En Reserva». Mis Estilemas. 1997).
   Decir adiós a un amigo por más de 30 años como Hugo Wenceslao Roque Amable con el que recorrimos muchos caminos del tiempo en que todo nos parecía domeñable y del otro en que pateamos despojos de inquietudes jóvenes, por cierto resulta penoso y quisiéramos tener la varita mágica de la palabra para rescatar todo aquello que pudimos conocer y que lo mostraba como un luchador de ideas y propósitos hasta inclaudicable a la par que un estudioso e investigador que sabía refrigerar sus tiempos volcando con la palabra alguna traviesa ironía o mostrando sus dotes de galantería.
   Es que Amable no fue únicamente un consagrado cultor de la letra escrita, por cierto que es su preciada herencia y que asentada en su proficua obra se enseñoreó de su vida y con toda justicia le brindó un nombre en la literatura misionera y argentina, lo que le valió ser designado miembro correspondiente de la Academia de Letras, recibiendo en su larga trayectoria literaria relevantes distinciones (ver Obra de Amable), por eso lo queremos recordar en otro marco, en el marco de ese variado espectro de actividades que supo jerarquizar.
   Pero antes de hacerlo, quisiéramos compendiar esa falta de palabras utilizando una reflexión de Friedrich Nietzsche que dice: «Los hombres más intelectuales, como son fuertes, encuentran su felicidad allí donde otros encontrarían su ruina: en el laberinto, en la dureza consigo mismos, en el experimento; su goce consiste en vencerse a sí mismos… El conocimiento es una forma de ascetismo…»
   Nos vamos allá por el 1965 a recibir al profesor recién llegado de Paraná que se incorporaba  al Colegio Nacional de Oberá, trayendo una mochila cargada de pretensiones culturales y que comenzó a desparramar de inmediato como director propietario de L.T.13 Radio Oberá «abriendo picada en el éter misionero» desde donde sus estudios lingüísticos contribuyeron a que el micrófono de la emisora pionera comenzara a tomar en serio al idioma y la cultura y por supuesto su docencia permitió abrir el abanico de un semillero de periodistas radiales que se formaron con él e inundaron la provincia.
   Un año después con Hugo fundamos un periódico en esta Capital del Monte que para entonces mostraba un jugoso periodismo, pero en tiempo pasado, así nació Pregón Misionero, del que tuvo que desprenderse muy pronto, aun cuando siguió por mucho tiempo aportando primeramente aquella jugosa columna que se llamó «Estampas Obereñas», donde se mostraba como periodista punzante, que sabía emplear la sátira rodeándola de un marco de respeto, jugar con las palabras y por sobre todo utilizar amenidad y talento.
   Desde el Nacional puso en marcha y dirigió un grupo estudiantil de teatro, el «Maynumbí», actividad en la que como en todas las que encaraba dejó huellas. Más tarde pasó a dirigir  teatro, ahora con mayores, del que recientemente nos ocupamos en «Recuerdos obereños».
   Participamos con él en varias Comisiones de Cultura de la década del 70 y últimamente en la del 90 integrando la Junta de Estudios Históricos.
   También le preocupó la política en cuanto hace a las reivindicaciones sociales, de la que fue un asesor referente. Participó del Movimiento de creación de la UNaM, así como de la creación del Centro Polivalente de Artes.
   Fue Director de Cultura de la Provincia y últimamente dirigió el taller literario de Oberá, dictó cátedra en el Instituto Superior del Profesorado «Antonio Ruiz de Montoya» y en la Facultad de Humanidades de la UNaM.
   Toda una vida plena de realizaciones acompañado por una familia que siempre lo  apuntaló.
    Todo esto, que forma parte de su actividad obereña, le ha valido que por sus dotes intelectuales, su personalidad, honestidad, humildad, y hombría de bien, reciba hoy el reconocimiento, cariño y respeto de un pueblo al que mucho contribuyó con su saber y del que -como lo expresara reiteradamente- se sintió un obereño más. Cierto, pero un hijo dilecto. Y nos atreveríamos a decir que su obra ya es un preciado patrimonio obereño y provincial.
   Amigo y compadre Hugo, lo que sembraste en la vida es hoy una fértil cosecha para tu familia, tus amigos y tu pueblo”.
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