Trascendió que el contador prepara varias acusaciones contra sus ex socios desde la clandestinidad. Allegados afirman que está en Misiones y que teme por su vida.
A instancias de la Justicia Federal, el día de las últimas elecciones Paso, efectivos de Gendarmería Nacional tendieron un operativo encubierto para tratar de dar con el contador Eduardo Kuhlmann (41), quien está acusado de liderar una asociación ilícita integrada por profesionales de la zona Centro que habría facilitado la evasión de 70 millones de pesos al fisco.
En los días previos a las elecciones corrió el rumor de que el obereño, prófugo de la Justicia desde hace dos años, asistiría a votar a la respectiva escuela que indicaba el padrón. Incluso, algunos allegados precisaron que “anda con barba, se pone anteojos y gorra, y nadie lo reconoce. Así anda por acá y hace sus negocios”.
De todas formas, más allá de las supuestas andanzas del contador por estos lares, lo cierto es que al menos esta vez no tuvo la osadía de presentarse a votar en las Paso (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), tal como confirmaron las autoridades de la mesa correspondiente.
Fuentes de Gendarmería confirmaron que realizaron el operativo encubierto. En tanto, los informes de inteligencia de la fuerza indicarían que el prófugo seguiría supervisando sus negocios en la zona y dando instrucciones a sus abogados y contadores.
En este sentido, trascendió que Kuhlmann prepara una serie de acusaciones contra sus ex socios para implicarlos en las maniobras por las cuales se lo investiga. La mira apunta hacia un conocido prestador de servicios de salud de esta localidad.
“A Eduardo le obsesiona que sólo él quedó pegado con la causa, siendo que él era socio y hay otra gente tan implicada como él. Por eso hay gente muy preocupada para que no amplíe su declaración indagatoria. Gente con contactos arriba que siguen haciendo negocios en el rubro de la salud”, indicó un allegado.
Asimismo, reconoció que el contador “teme por su vida por todo lo que sabe”, al tiempo que afirmó: “Eduardo sigue en la provincia”, lo que marca las falencias de las autoridades en la búsqueda de los prófugos de la Justicia.
Maniobras y contactos
Apodado el “Fariña obereño” por su estilo de vida ostentoso y contactos con el poder de turno, desde hacía más de una década Kuhlmann era apuntado como el cerebro de un grupo que hacía jugosos negocios con transacciones al menos pocos claras.
En diciembre el 2003 fraguaron una asamblea -como luego sentenció la Justicia- para apropiarse del Club Atlético Oberá, una institución pionera del deporte local.
Más tarde fueron noticia y afrontaron innumerables denuncias por el traspaso irregular de obras sociales, donde dejaron a centenares de personas sin cobertura médica. Por estas maniobras murieron personas y existen varios juicios en proceso.
Pero el bunker de Kuhlmann fue la Consultora Centro, donde diseñó la ingeniería de la estafa que en febrero del 2013 denunció la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) ante la Justicia Federal.
En octubre del año pasado, la Cámara Federal de Posadas confirmó nueve procesamientos dictados en primera instancia contra un grupo de profesionales que facilitó la evasión de 70 millones de pesos. La sentencia surgió como resultado de las pruebas aportadas por la Afip. Según la Justicia, la organización ilícita “era liderada por Eduardo Kuhlmann y estaba integrada por contadores, abogados, escribanos, informáticos y otros profesionales que se dedicaban a facilitar la evasión tributaria de terceras personas”, informaron.
La maniobra se realizó a través de una asociación ilícita que creaba empresas fantasmas y utilizaba prestanombres, documentación apócrifa, simulación de empleados y cesiones permanentes de socios.
En el marco de la investigación de la megaestafa a la Afip se comprobó que el contador le hacía firmar diferentes documentos a su abuela materna, de 92 años, ya que la anciana aparecía como gerente de varias empresas del grupo.
Precisamente, una de las modalidades detectadas por la Afip fue la utilización de personas mayores de 70 años en calidad de “prestanombres”, en su mayoría familiares de los involucrados, con la finalidad de eludir responsabilidades penales.
Si bien desde hace años estaba en la mira de los sabuesos de la Afip, él mismo se jactaba de sus “contactos arriba”, por lo que siguió operando e incrementando su patrimonio. Incluso, el local que alquila el organismo nacional en esta localidad seguiría siendo de su propiedad.
Durante muchos años integró una sociedad comercial junto a dos reconocidos médicos obereños. Además, se fue rodeando de personas allegadas a las máximas autoridades del Poder Judicial misionero.
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