Agenda cultural
El viernes pasado comenté el libro del periodista, escritor y locutor de Candelaria Julio Cesar Ramírez, titulado “Esas otras páginas de la historia”. Vuelvo al libro con la intención de continuar repasando lo que llamo “gestas empresariales” nacidas en Misiones, con dinero argentino y misionero, que el autor rememora con mucha calidez dando detalles sobre su nacimiento y pujante supervivencia durante décadas. Crecieron con la escasa tecnología de la época, se desarrollaron a fuerza del trabajo de empresarios fuertes y obreros empeñosos, dieron años de seguridad y bienestar a la Provincia pero terminaron por los avatares de la siempre fluctuante economía del país y seguramente por los avatares de las crisis financieras del mundo.
Terminaron para siempre como si debieran cumplir un destino implacable. No obstante es bueno reflexionar sobre las potencialidades de la Provincia, de los productos propios y su transformación . Ya comenté sobre empresas como la Citrex sus jugos concentrados y esencias, Pino Comby SA y los derivados de la resina, la ganadería, la siderurgia con la producción de hierro y acero en el Zaimán. En esta oportunidad llegamos a otro emprendimiento que aún hoy puede ser un proyecto viable: la Sericultura y el cultivo de gusanos de seda. Introducida por el Padre maronita Pablo Kassan en 1913, fue continuada por los hermanos Yamaguchi, venidos del Japón en 1925, que presentaron un proyecto de sericultura al Ministerio de Agricultura y contaron con el apoyo del Gobernador Barreyro. Posteriormente la UNaM hizo experiencias con la cría del gusano de seda en Laboratorios de la Facultad de Ciencias Exactas. Hoy hay pequeños colonos trabajando con la cría de gusanos, que han tomado cursos de capacitación y que ya son productores, de Puerto Azara, Loreto y Cerro Corá. Además se propicia la plantación de árboles de morera.
Otro paso significativo al respecto es la producción de huevos de Bombix que se venden con certificación genética. Es decir que continúa un proyecto de “Seda Misionera” con reconocimiento oficial y legislación específica al que solo le falta un empuje político. Otra empresa casi artesanal se dio luego de la primera promoción de Ingenieros Químicos en la Provincia, donde uno de ellos, Marcelo Quirelli continuó por años con la fabricación de dulces , jugos y conservas de alimentos hasta que la política de los años 90 terminó con su empresa. Y también con la llamada “Jugos-Can” de Candelaria, del envasado de frutas tropicales, que estuvo en plena producción en los años 90 , principalmente pulpa de ananá, y el envasado de mandioca cocida que se enviaba a las Parrillas de Posadas y Buenos Aires. El autor también recuerda la panadería “La Torradita” (otro invento misionero, dice) cuando el pan se entregaba en canastos que se llevaban en un carro tirado por caballos y se amasaban unas 30 bolsas de harina de 50 k. cada una por día. En fin, podríamos repasar otras empresas típicamente misioneras hoy desaparecidas. Para ello recomiendo su búsqueda personal en el libro.