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Presupuesto participativo e inclusivo

Jorge Mielniczuk - Periodista

Durante esta semana se sortearon las obras del presupuesto participativo que  contempla la Carta Orgánica Municipal desde su sanción hace 13 años, y que  faltaba su reglamentación y puesta en marcha por parte los diferentes gobiernos municipales, que  probablemente no querían utilizar dicha herramienta para resguardarse el poder de decisión de las obras a realizarse en los barrios obereños, o por temor que al abrir la jugada se reclamen obras onerosas y de difícil cumplimiento. En este caso se dividieron los barrios en cuatro secciones que contenían a 10 barrios, a tres de los cuales fueron adjudicados la construcción de salones comunitarios, los barrios Londín, Villa Blanquita, y Villa Ruff y el barrio Villa Osorio logró que se trabaje en la urbanización. Al presupuesto de hoy serían unos 130 millones de pesos que se verán incrementados con el presupuesto del próximo año.
Fue sorpresivo al observar que los pedidos no se centraran en obras de cordón cuneta, empedrado, asfalto y mejoramiento de caminos terrados; así como también pedidos de provisión de agua potable, recorrido del servicio urbano de pasajeros, que son los pedidos o reclamos que se escuchan casi a diario.  En este caso los distintos barrios, unos 40 aproximadamente, en su mayoría solicitaron la construcción de centros comunitarios como para tener un lugar común en donde los vecinos se puedan reunir, realizar capacitaciones y diferentes eventos, como el de festejar un cumpleaños, que son cuestiones básicas y necesarias para muchas personas y que ayudan al entramado social, cuestión que los que viven en las zonas céntricas no tiene la menor idea de cómo viven muchas personas en los barrios y las carencias que en muchos casos tienen, y es porque solamente transitan el centro de la ciudad.
Al ser consultado el intendente Pablo Hassan del porqué había tomado la decisión política de implementar el presupuesto participativo, señaló que la fuerza y empuje de los vecinos es lo que los llevó a tomar la decisión política de implementar el presupuesto participativo, que comenzó a partir de la constitución de las comisiones vecinales que demostraron la fuerza de los vecinos y el empeño y voluntad de trabajo, entendiendo que las comisiones vecinales no solo están para presentar notas de reclamo, sino que también se pueden comprometer en mejorar su barrio, presentar proyectos y así fomentar el sentido de pertenencia.
Es preciso establecer comparaciones entre lo que se propone desde el ámbito provincial y municipal que pretenden con estas acciones alentar y fortalecer el entramado social, abriendo la participación en las decisiones del municipio en sus barrios que es lo que contrariamente está sucediendo a nivel nacional, en donde se busca no solo romper con el entramado social, sino dividir a la población, clasificándolas en zurdos comunista y empobrecedores y demás descalificativos irrepetibles que provienen nada más y nada menos del presidente Javier Milei; atacando a todos los que opinan distinto a él y promoviendo que una gran cantidad de patoteros a sueldo que se manejan en las redes sociales, salgan a descalificar al que piensa y se manifiesta en forma distinta al modelo y pensamiento presidencial, sembrando el odio racial y el miedo.
Decimos que es un modelo de inclusión en contraposición a lo que dice y hace el gobierno nacional, porque han decidido que no hará ninguna obra pública, ni de viviendas, hospitales, obras de provisión de agua potable, energía eléctrica, ni caminos ni puentes; salvo que lo quiera financiar una empresa privada o que el dinero lo junten entre los vecinos y paguen la obra. Habla de un estado no solamente ausente, sino también perverso y deshumanizado, porque la mayoría de los argentinos hoy día están sumidos en la pobreza, y que llega al 54 por ciento de la población.  Y en vez de contención, proponen un modelo de exclusión social sin contemplación y sin esperanzas de alcanzar un mañana mejor.
El presupuesto participativo no es la panacea, pero es una herramienta de participación, de inclusión y alentar y fortalecer los vínculos del entramado social que es difícil de construir, pero muy fácil de destruir a partir de la propagación del odio social.

Presupuesto que garantiza el equilibrio social misionero
El gobernador Hugo Passalacqua presentó ante la Legislatura el proyecto de presupuesto para el próximo año, destinado en su mayoría a la educación, la salud y el desarrollo social, destinando la mayor parte del mismo a asistir a las necesidades de la población en un momento en el que el estado nacional se desentendió casi por completo de la educación, salud, acción social y de la obra pública, dejando al desamparo a millones de familias, que muestra los números duros que en los primeros tres meses de gobierno las políticas que implementaron generaron dos millones y medio de nuevos pobres, y lo único que les preocupa e interesa es mostrar índices inflacionarios bajos y de superávit fiscal, sin medir y contemplar la suba de la pobreza, que alcanza el 54 % de la población y desocupación que tiene una escala ascendente.
Desde el gobierno libertario lo identifican como un gasto y costo a la atención de la educación, salud, asistencia social y obras públicas, y en la realidad son unas inversiones que permiten el mejor bienestar de la población y que las distintas gestiones del Frente Renovador siempre priorizaron durante todas las gestiones de gobierno, y más ante la deserción del estado nacional, de dejar abandonados a su suerte, no a los gobiernos provinciales, sino a la gente que los habita, y que incluso ha degradado a los ministerios de salud pública y educación a la categoría de secretarías, llegando al extremo de no enviar medicamentos para los pacientes tratados por enfermedades de alto costo, como lo es la oncología, entre otras patologías.
En materia de infraestructura, el presupuesto para el año siguiente prevé  un 15% del total a la obra pública, es decir infraestructura para todos los misioneros, y solo un 0,1% al pago de deuda. Es decir, un modelo equilibrado, cuya premisa es no gastar más de lo que se recauda.
En ese sentido, el gobernador Hugo Passalacqua manifestó que «En Misiones invertimos los recursos fiscales en forma eficiente, responsable y sostenible, con la mirada puesta siempre en el bien común del pueblo misionero», concluyó.
En el detalle de las áreas, la educación recibe poco más del 25% del total del Presupuesto, mientras que la salud cerca del 23% y desarrollo social 21%. La asignación de los recursos se hace pensando socialmente en todos los misioneros, con el objetivo de mantener de forma continua mejor la educación y la salud de la población, así como en la reactivación económica que permita la generación de emprendimientos y que genere empleos y facilitando oportunidades para todos.
Claramente, son dos modelos distintos; mientras unos gobiernan para las grandes corporaciones económicas y a favor del capitalismo entendiendo que el pobre es pobre y debería seguir siéndolo sin intervención del estado en un modelo económico político y social que permita el ascenso social y económico y sin entender que la pobreza, genera más pobreza; los otros priorizan a su gente.

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