Agenda cultural
“El amor hace grande a las personas pero en ocasiones las hace prisioneras de sí mismas”… asegura la autora en la voz de la protagonista Floris. El Prólogo (de Mariela Stumpfs) y la Introducción de la autora: Rosa Huk, de su nuevo libro “A veces. Un instante de amor y mentiras” bastarían para imaginar una trama trágica dentro de una historia que consideramos romántica. La lectura, línea tras línea, va descubriendo la construcción de un amor “desde el alma” como dice ella, intenso, maravilloso, a la vez que va revelando del ser amado -Angel- un comportamiento inesperado, incomprensible impensable para ella. Este relato o novela es la historia perfecta del desmoronamiento de un amor construido sobre arena movediza, alimentado por sueños que impiden ver la realidad, que la van postergando. Angel no es la persona que aparenta ser, el amante por excelencia, que promete y que cumple, que propone vivir un amor maravilloso, sino que es el hombre egoísta y sin escrúpulos, indiferente al amor, que goza con el sufrimiento ajeno. Y por supuesto (como en la vida real)  ella empieza a acumular culpas hasta asumir toda la responsabilidad del fracaso amoroso… se pregunta qué ha hecho de malo para que él la abandone y se transforme en otra persona, para que él ofenda sus sentimientos tan puros, su amor tan grande. Ella solo se culpa, se hace responsable por causa de  una  sola frase de él… pero que suena como una bomba en su corazón y transforma su vida para siempre. Muchas mujeres se identificarán con la protagonista porque es el típico caso del hombre machista que la manipula como quiere. Como tal, él vuelve a ella con mentiras, varias veces, y tantas veces ella lo recibe, con la ilusión de que esta vez sea para siempre.
La autora, Rosa Huk, sorprende y nos trae a la memoria el típico comportamiento del Don Juan (el legendario seductor español que ha pasado a ser sinónimo de una  conducta sensual descontrolada). ¿Cómo ha resuelto la autora desenmascarar a su amado Angel?  Porque demasiadas veces lo perdonó, muy a nuestro pesar, sus lectoras. Rosa sugiere una forma de catarsis al ser capaz de recordar y describir la ambivalencia de Angel. En una  prosa afable, natural, ella recuerda  hermosos  momentos que pasaron juntos, sencillos, nada extraordinarios. Sin embargo acude a la poesía  para mostrar, en esos recuerdos, que sabe de los engaños y mentiras que él fue capaz de hacerle creer a ella. En cada poesía encontrarán desilusión,  frustración, tristeza, amargura, pero también la aceptación casi amorosa de esa infamia. Y le manda una carta que dice ser el final de esa historia de amor. Todos sabemos que no habrá final, sin embargo era  necesaria la carta, necesaria para las miles de mujeres que sobreviven a esos sueños. Es una novela escrita con  dulzura, sin violencia, razonada, escrita “desde el alma” y con el alma.

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