Para María Cristina Nakatsuka, farmacéutica misionera egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, un profesional llega tan lejos como se lo proponga y no debe renunciar nunca a la formación. “El servicio farmacéutico tiene que ver con el amor al prójimo”, reflexionó y aconsejó a los colegas “estar siempre actualizados en cuanto al conocimiento científico de la profesión”.
La profesional es multifacética. Está al frente de una farmacia oficinal, integra la Comisión Directiva del Colegio de Farmacéuticos y Químicos de Misiones, también la del Club OTC, es Directora de Cáritas de la Catedral San Antonio de Oberá (ciudad donde vive), asesora a los Ministerios de Deportes y de Prevención de Adicciones en antidopaje y está realizando un posgrado en Bioética en la UCAMI.
Aseguró que la empuja “el don del servicio al otro. Esto viene de mi historia personal. Mis padres eran de ayudar en la cooperadora escolar, en la colectividad, en la iglesia. La solidaridad es una semilla que se siembra en la familia”.
Testigo de los vaivenes económicos de la Argentina
Nakatsuka contó que se recibió “en 1988. Empecé la carrera con 16 años. Rendí la última materia con 19. En ese entonces, el farmacéutico no era considerado parte del sistema de salud. Pero con el correr de los años y con la responsabilidad que tomamos todos, con la capacitación para tener la última actualización de información científica, los otros profesionales de la salud empezaron a consultarnos acerca de los medicamentos”.
Para ella, “el farmacéutico empezó a tomar más conciencia de su rol, fue ocupando su lugar, que es tan importante como el de los demás profesionales sanitarios”.
Recordó que apenas egresada trabajó casi un año ad honoren con un reconocido médico y luego casi dos, ya con remuneración, en una farmacia comunitaria. “Luego mis padres hicieron un esfuerzo económico grande y en 1991 puse mi farmacia. Salí adelante con la ayuda de familiares, amigos y Dios, en esta difícil Argentina”.
La farmacéutica admitió que estando frente a una farmacia sintió todos los vaivenes de la economía nacional y reconoció que al profesional del rubro no lo educan en manejo económico, lo que marcó como una carencia a subsanar.
Pero no solo sorteó las turbulencias económicas de la Argentina, sino que aprendió de ellas: “Las crisis me fortalecieron”, afirmó y reveló lo que ha sido un motor de inspiración para seguir adelante: “Desde mi función se logra cercanía con el paciente. Es una pasión para mí, me gusta ayudar. La gente viene a una farmacia porque necesita, nadie quiere estar enfermo. Que alguien confíe en vos como en un sacerdote es un privilegio”.
Prevención antidopaje
Nakatsuka es la única farmacéutica de Misiones formada en antidopaje, tema al que llegó desde su querido Oberá Tenis Club. “Me invitaron a formar parte de un posgrado que tenía que ver con las Ciencias Aplicadas al Deporte. Aprendí un montón. Entre 2015 y 2016 desde la Comisión Nacional Antidopaje surgió la posibilidad de una formación de oficiales en control de dopaje. Lo hice también y una vez que terminé me mandaron a hacer controles. Después seguí haciendo los cursos de perfeccionamiento, algunos dictados por el Comité Olímpico Argentino”, detalló, mostrando que para la formación no hay barreras si hay compromiso y dedicación.
Comentó que actualmente asesora “al Ministerio de Deportes en el Juego Limpio y la Prevención Antidopaje, sabiendo que Misiones tiene proyección internacional y deportistas olímpicos”.
“Estoy colaborando asimismo con el Ministerio de Prevención de Adicciones y Control de Drogas, porque el dopaje puede transformar al deportista en una persona que sufre consumos problemáticos debido a querer lograr el éxito a cualquier precio. Y si hay deportistas con consumo problemáticos, buscamos que reciba ayuda. No escuché que haya otra provincia trabajando en esto. Se hace mucho hincapié en los valores, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás”, indicó.
Nakatsuka sostuvo que puede repartir su tiempo para todas las actividades porque su entrenamiento personal se lo ha permitido. “De chicos íbamos al colegio de 6.45 a 12 y apenas salíamos de ahí, cursábamos en un Instituto Polivalente de Artes, de 13 a 18. Además practicábamos vóley. Incluso íbamos corriendo a jugar, haciendo la entrada en calor en el camino. Eso fue la base y en esto tienen mucho que ver mis padres”, rememoró.
Por último, valoró la capacitación a los profesionales que se hace desde el Colegio de Farmacéuticos. Destacó que ofrece formación “de altísimo valor académico” e instó sobre todo a los profesionales más jóvenes a profundizar sus conocimientos con esas capacitaciones, siempre pensando en lo humanitario de la Farmacia, “en el servicio al prójimo”.