Thomas Piketty es director de investigación en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, profesor en la Paris School of Economics, de la que fue su primer director, y codirector de la World Inequality Database.

El economista francés, que ha conmocionado el mundo con la publicación de sus libros “El capital en el siglo XXI” y “Capital e ideología” y sus reflexiones sobre la desigualdad, participa en el Hay Festival 2021 que se realiza en Colombia.

En 2014 (cuando se publicó su texto en inglés y en español), Thomas Piketty revolucionó la teoría económica contemporánea con la publicación de su libro El capital en el siglo XXI. El economista francés (Clichy, 1971) realizó un análisis de la desigualdad, especialmente en Europa y Estados Unidos, desde finales del siglo XIX, con un lenguaje claro y unos postulados contundentes, que lo llevaron al número uno de la lista de libros de no ficción del New York Times y lo convirtieron en un éxito de ventas (al momento ha superado los tres millones de copias vendidas en todo el mundo).

En 2019, presentó su más reciente libro, Capital e ideología, en el cual pretende dar algunas alternativas al capitalismo moderno.

Sobre su más reciente texto, sobre capitalismo y la desigualdad, habló Piketty en una charla con el analista económico colombiano Ricardo Ávila, como parte de la programación del Hay Festival 2021, que se desarrolla por estos días en Colombia.

“Yo creo que la lucha de clases es importante, creo que la ideología es importante, ambos factores están relacionados, pero no quiere decir que estén alineados el uno con el otro; la clase no determina la ideología completamente, es solo uno de los factores que influyen, pero no se trata de una relación uno a uno. Cuando yo hablo de ideología no lo hago con una idea negativa, lo que quiero decir es que cada sociedad, cada individuo tiene que tener ideas, ideologías, opiniones sobre cuál cree que es la mejor forma de organizar la sociedad”.

En su texto, a partir de datos, cifras y estadísticas, el director de estudios de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (una de las instituciones educativas más reputadas de Francia), se remonta al origen de las desigualdades, bajo la premisa, explica, de que aprender de la historia de otros siempre va a ser importante.

“La historia de la desigualdad es lo que yo he tratado de analizar en mi libro Capital e ideología, y es que hay una gran diversidad de ideologías, de instituciones, que pueden dar origen a diferentes niveles de desigualdad, eso es lo que he estado estudiando, en distintos países, a través del tiempo, de la historia, tratando de analizar esos procesos, que es una de las mejores formas que tenemos para prepararnos para una transformación, para unos procesos futuros; no puedo predecir cómo serán, pero sí creo que hay que tener en cuenta el pasado para prepararnos para las transformaciones futuras”.

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Impuestos y desigualdades

A partir de esa especie de exploración de la historia de las desigualdades, Piketty realiza en su libro una propuesta, que, asegura, puede ayudar a mejorar las condiciones de equidad en la economía capitalista.

“Yo describo tres tipos de impuestos: un impuesto anual sobre la propiedad, otro sobre el ingreso y otro por la emisión de carbono, que es una nueva forma de tributación progresiva que antes no existía y que creo que es muy importante para el futuro”.

El profesor asociado de la Escuela de Economía de París asegura que, a partir de sus indagaciones históricas, ha podido concluir que ese tipo de impuestos contribuyó mucho a la reducción de la desigualdad en el siglo XX, especialmente en regiones desarrolladas, como Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental, donde los recursos de esos tributos pudieron utilizarse en educación y en infraestructura. “No digo que todas esas inversiones fueran con dinero de los más ricos, pero sí es cierto que tuvieron unas obligaciones tributarias mas altas durante el siglo XX, lo cual facilitó que las clases medias y de menores ingresos pudieran recibir más en seguridad social. Fue parte del contrato social que fue exitoso en el siglo XX”.

Piketty explica que, por ejemplo, en Estados Unidos, entre 1930 y 1980, en promedio, el nivel de impuestos para los ingresos más altos fue del 81%; estaba en 70% un año antes de que Reagan llegara a la presidencia, “y esto no mató al capitalismo en Estados Unidos, o no existiría hoy. Por el contrario, fue un período de crecimiento”, asegura.

La presidencia republicana de Ronald Reagan bajó los impuestos con el fin de impulsar el crecimiento económico. (AP Photo/Dennis Cook, File)La presidencia republicana de Ronald Reagan bajó los impuestos con el fin de impulsar el crecimiento económico. (AP Photo/Dennis Cook, File)

Los “dorados” 80

Sin embargo, cuando el republicano llegó a la Casa Blanca, lo hizo con una ideología diferente. “Él dijo, creo que ya fuimos demasiado lejos con esto del new deal”, y los impuestos para los más ricos bajaron del 80% al 30% y el 28%. “Ellos sabían que esta reducción de impuestos podía llevar a incrementar la desigualdad, pero aseguraban que también significaría un mayor crecimiento económico, lo que implicaba que la torta que se iba a distribuir sería mucho mayor e incluso el salario más bajo crecería más que antes, todo el mundo se beneficiaría, y eso evitaría, hasta cierto punto, el aumento en la desigualdad”:

Eso, concluye Piketty, no ocurrió. Los dorados 80 significaron un gran boom económico, pero, explica, el crecimiento per capita se redujo a la mitad, porque la mitad de la población no participó de las buenas noticias, lo que significo un gran aumento en la desigualdad.

“Ese ‘fracaso’ de Reagan explica una parte importante de este entorno político que vemos en los Estados Unidos en los últimos años, puede ser parte de la explicación de porqué el Partido Republicano es anti globalización, anti extranjeros. En la época de Reagan había mucho optimismo de que las políticas económicas traerían prosperidad para todos, incluyendo las clases medias y los más pobres, pero eso no funcionó, entonces el Partido Republicano empezó a buscar una explicación: ‘nuestro crecimiento se lo llevó la China o los migrantes de México, el resto del mundo es culpable de haberse llevado el dinero de los estadounidenses que trabajan duro’ y así fue como terminamos con la elección de Donald Trump”.

Es así como, asegura el economista francés, una de las lecciones de la historia del siglo XX es que requerimos un tipo de tributación progresiva del ingreso, para poder controlar la desigualdad que hemos visto crecer en los últimos años. “Es importante ver los hechos y no quedarse con la declaración típica de que vamos a bajar los impuestos para aumentar el crecimiento. Hay una parte de los economistas que dicen que hay que crecer primero antes de redistribuir la riqueza y que por eso no es buena idea subir los impuestos, porque esa tributación progresiva va a afectar el crecimiento, pero en mi trabajo yo hago comparaciones históricas, sistemáticas, y eso no es cierto”.

Piketty pone como ejemplo la situación de Europa tras los enfrentamientos bélicos. “Después de la Segunda Guerra se comenzó a implementar la tributación progresiva y se creó el sistema de seguridad social, y después del 45 la tasa de crecimiento fue mayor que en el siglo XIX, antes de la Primera Guerra Mundial, y nunca volvimos a ese tipo de concentración de la riqueza de antes de la Primera Guerra, que era muy parecido a lo que tenemos ahora en algunos países de América Latina; nos dimos cuenta de que ese tipo de concentración extrema de la riqueza y el ingreso no era útil socialmente”

El autor de Capital e ideología aseguró que la prioridad de la inversión social debería ser la educación. “La educación es clave, y ha sido un puente para la prosperidad en los países ricos, el éxito ha sido invertir en educación y en salud, pero esto requiere de un sistema tributario que sea equitativo para que la gente acepte pagar por todo esto, se trata de equilibrar la inversión en salud y en educación con un sistema apropiado de tributación para cubrir esos costos”.

Sin embargo, adelanta que llegar a ese sistema tributario más equitativo no será fácil. “Lo que muestro en mi libro es que se requiere una gran movilización política y social para imponer cambios en estos regímenes desiguales. La revolución francesa representó un aporte importante, también la movilización de las clases trabajadoras en la primera parte del siglo XX, el final de la esclavitud se produjo tras una larga lucha. En el mundo real se requiere un período de crisis, de movilización social, de nuevos retos, para obligar a este cambio social, a la transformación de estas instituciones económicas e ideológicas. La democracia y el voto universal son importantes, pero no son suficientes para lograr el cambio”.

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