La Escuela de Innovación, donde se inauguró el ciclo lectivo unos días antes del inicio de la extendida cuarentena, fue el escenario elegido el viernes para la presentación de la nueva guía de estudios que deberán aplicar docentes de todas las escuelas misioneras. El lugar no fue una casualidad. La forma de dar contenidos de la Escuela de Innovación es el modelo que se expandirá a las 2.618 unidades de servicios educativos para los 117.000 estudiantes que componen el sistema medio.
Docentes, especialistas y formadores coparon uno de los salones de la Escuela de Innovación, con una amplia vista del lago alimentado por el arroyo Zaimán. La distribución informal en el espacio obedece a una de las premisas del nuevo modelo: el conocimiento circular reemplazará al tradicional pizarrón.
Los desafíos son varios. El primero es trasladar el concepto a las escuelas más alejadas y con menor acceso a la tecnología. Pero el ministro de Educación, Miguel Sedoff, señala que el primer paso es aprehender el concepto para iniciar el proceso de transformación.
Lo cierto es que hoy la escuela secundaria está, admiten los especialistas, disociada de los intereses de los chicos y también de las demandas de la sociedad. Por eso en el nuevo modelo el foco estará puesto en el seguimiento personalizado de cada adolescente para obtener mejores resultados particulares y generales.
“La escuela secundaria en Misiones es innovación. Esto es un trabajo articulado que venimos haciendo desde 2019. En el medio, la pandemia. Nos quedaron muchos proyectos parados y 22 escuelas por inaugurar, pero con un equipo con una preparación que ni siquiera sabíamos que teníamos”, destacó Sedoff. El ministro recordó que Misiones pudo poner en marcha rápidamente la educación virtual porque ya estaba lista la plataforma Guacurarí, que cerró el año con 4,8 millones de visitas y más de 800 mil usuarios, además de diez mil contenidos audiovisuales creados por los docentes misioneros.
¿Pero cómo evitar la innovación boutique?, El concepto de Alejandro Piscitelli fue reflejado por Sedoff como el desafío a vencer. “El desafío es darle escala, transformar esto en algo que genere impacto, si no, corremos el riesgo de jugar a la innovación”, argumentó.
Uno de las premisas del nuevo concepto es “rebelarse ante la deserción” y demostrar que es posible innovar sin la necesidad de la infraestructura como la de la Escuela de Innovación. “Nuestro compromiso es darle escala, aplicar el flipped learning (aula invertida), aulas makers, conocimiento circular, no es solo tecnología. Mejor educación no es igual a más tecnología. Debemos mejorar la sociedad misionera desde la educación y no hay ninguna justificación para no desarrollar ideas”, definió Sedoff.
Precisamente, uno de los ejes del nuevo modelo es el codiseño. No es un plan que baja desde el ministerio, sino que en su elaboración intervinieron todas las escalas docentes y organizaciones como el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento y Unicef.
Cielo Linares, subsecretaria de Educación y coordinadora pedagógica del programa de Formación Docente Nuestra Escuela señaló que la escuela debe tener autonomía y compromiso social para ofrecer saberes relevantes y garantizar pluralidad.
Los datos duros de Misiones
Misiones tiene 445.543 estudiantes, distribuidos en 2.618 unidades de servicio -más que edificios-. La educación se estructura en formal y no formal. Hay 117.000 estudiantes secundarios.
En la educación común, de cinco o seis años, hay 100 mil estudiantes en 591 escuelas. En el sector privado, el 23 por ciento de los estudiantes.
El 77 por ciento de los jóvenes asisten a escuelas en el ámbito urbano y el 70 por ciento tienen orientación de bachiller. Solo el 0,4 son mediadas por Tics y el 4,1 por ciento son bachilleres rurales, mientras que el 18,9 por ciento de los chicos asisten a las técnicas.
Números que preocupan
Los datos que más preocupan son un problema de arrastre que se agrava en las crisis cíclicas del país. La radiografía indica que en la actualidad, de cada cien chicos que ingresan al sistema, 20 repiten, 36 avanzan con sobreedad y 15 con sobreedad avanzada.
De cada cien que ingresan, diez abandonan, solo 87 avanzan en tiempo, pero apenas 26 egresan en tiempo y forma y 41 logran egresar. Solo 54 llegan a quinto en tiempo y forma.
Revertir esos números será clave para pasar a un modelo inclusivo.
El nuevo sistema plantea áreas temáticas y de conocimiento con base en la identidad y el desarrollo sustentable, vinculado con el entorno. Se trabajará sobre escenarios de aprendizaje para la comprensión desde el hacer activo, con el aula invertida y aprendizaje circulante.
Habrá un acompañamiento pedagógico con un abordaje integral considerando al estudiante protagonista y actor activo. La mirada estará puesta en el estudiante con avances por etapas, pero que deben contemplar su propio proyecto de vida y la preparación para el nivel superior.
En primer año se pondrá el foco en la vida estudiantil, en segundo, en el interés educativo (elecciones personales) y en tercero se profundizará sobre el proyecto de vida. En quinto se unirá el proyecto de vida y la vida estudiantil pensando en el nivel superior. Se formará a docentes para el acompañamiento a la trayectoria educativa de los jóvenes.
“Todo este trabajo ya se hizo en la Escuela de Innovación y realmente hoy los chicos están integrados y con excelentes notas”, acotó Ramiro Aranda, director de la escuela anfitriona de la presentación.
Para eso también se trabajará en equipos de formación continua para los docentes para garantizar saberes a todos los que intervengan en el proceso de desarrollo de capacidades y aptitudes.