Agenda cultural
La escuela ha sido siempre un lugar generador y socializador de encuentro para los educandos, y el docente el artífice necesario para llevar a buen puerto este Encuentro. Karen Betiana Baukloh es quien propone en su libro «Pedagogía Socio-emocional». Propuestas para el encuentro y el aprendizaje” las nuevas prácticas educativas que nos llevarán a una educación humanizadora. La propuesta es sumar la Educación Emocional a la educación cognitiva, tradicional, donde el docente enseña y el alumno aprende desde lo racional, casi pasivamente. El impulso de una Ley de Educación Emocional, sancionada el 16 de agosto del 2018, pone a Misiones a la altura de un grupo de ciudades europeas y americanas que hace tiempo incorporaron programas que propician el desarrollo de la afectividad superando el tradicional proceso educacional, creando herramientas para el cambio. Un cambio que debe competir con la “era digital”, donde hay un cercenamiento de “lo humano” (la palabra, la mirada, el abrazo, el saludo…) es decir de todo aquello que nos acerca y nos humaniza. Todas estas expresiones deben comenzar en el hogar ineludiblemente, para continuar en la escuela. La autora aborda ampliamente la tarea ingente del docente ante los conflictos de una sociedad enferma, agresiva, deshumanizante . El eventual desinterés de los niños y jóvenes en el aprendizaje, que se expresa en el aula creando en el docente desánimo y la idea de una tarea educativa fracasada. Este nuevo enfoque de la Educación Emocional reconoce la importancia de la afectividad en e l compartir diario en el aula. El docente padece según la autora del “síndrome de fatiga crónica” o burn out, que lo obliga a tomar licencias, porque no solo debe atender las emociones y conflictos del alumno y su entorno sino también sus propias emociones y conflictos. Su tarea pedagógica se parece mucho a la terapéutica , desde que debe escuchar, dar lugar, valorar las necesidades y demandas del alumno, crear vínculos, dialogar. Enseñar se vuelve un acto empático, de colaboración y el aula el lugar que favorece las relaciones humanas. Se tiene en cuenta al alumno , con el que hay que comprometerse, para lograr una convivencia sana, que pueda terminar con la violencia y superarlas con nuevas estrategias. La autora presenta varios instrumentos para lograr el cambio, a través del juego, la palabra, el diálogo, la música, el dibujo, el cuerpo, etc., donde el alumno expresa libremente, sus temores, sus miedos, sus esperanzas. Hay varios textos emocionantes de alumnos que han podido expresarse y retomar el camino del estudio. En este libro el docente es el agente principal de cambio, al que se le exige trabajar con alegría, esperanza, con la mente abierta y el corazón predispuesto… La autora describe el desafío que espera al “ nuevo docente” cuando aún lucha por un sueldo digno que valore un trabajo casi insalubre y cada vez más exigido. Surge ineludible la necesidad de la capacitación al docente. También la necesidad de tomar contacto con este excelente libro y su autora.