Rubén Schnimg confesó que ofició de campana, mientras que sus cuatro cómplices ingresaron a robar. Pensaron que sería un golpe fácil, ya que la víctima era discapacitada y no podía defenderse. De alguna manera se enteraron que la dueña de casa tenía dinero de la venta de pinos, pero no hallaron el botín y la mataron a golpes.

Según lo determinó la autopsia, María Elena “Marilyn” Bárbaro (54) todavía estaba viva cuando la sepultaron en el sótano de su propia vivienda, en la esquina de avenida Italia y México de Oberá.
Los autores del hecho fueron tan desalmados como desprolijos y dejaron un reguero de pruebas, entre ellos rastros genéticos de la víctima en el coche de uno de los acusados. A las pocas horas los cinco fueron detenidos.
Las evidencias eran tantas, que en un primer momento el entonces jefe de la Unidad Regional II de Policía, Odilio Klipauka, comentó a los medios que el caso estaba virtualmente resuelto.
De todas formas, la causa nunca llegó a juicio oral, el crimen continúa impune y hace mucho tiempo que todos los sospechosos recuperaron la libertad.
Juana “Ticha” Bárbaro, hermana de Marilyn, fue motor indispensable en la lucha por justicia, trajinó dependencias judiciales y supo aglutinar el reclamo de muchos otros familiares de víctimas de crímenes sin resolver en la provincia.
Su activa militancia impulsó la incorporación de la figura del querellante particular en la Constitución de Misiones, a partir de lo cual los ciudadanos pueden intervenir en el proceso judicial.
El último 17 de abril se cumplieron catorce años del horrendo asesinato de Marilyn. La fecha no pasó desapercibida para un grupo de familiares y allegados que se congregaron en el Centro Cívico para renovar el reclamo por justicia para Marilyn y resalar la incansable lucha de Ticha, que falleció el año pasado.

“Queremos el juicio oral”

Con el correr de los años el caso Bárbaro se constituyó en un crimen emblemático de la provincia de Misiones por las circunstancias que rodearon la investigación policial, el cuestionado papel de la Justicia y las serias sospechas de injerencia del poder político, como tantas veces denunció Ticha.
El abogado Ramón Enriquez, asesor de la familia, confirmó que el expediente “está para juicio oral, pero falta definir el Tribunal ya que los todos los jueces penales locales se fueron inhibiendo”.
“Recuerdo que hablando con Ticha nos daba mucha impotencia el hecho que se llegue con un solo imputado al juicio, Rubén Schnimg. Pero por lo menos que salga el juicio y que se diga algo de este terrible crimen, que no quede impune”, remarcó.
Por su parte, en su condición de amigo personal de las hermanas Bárbaro, José Fabio se refirió a las limitaciones que presentaba la víctima e insistió con la necesidad de concretar el juicio.
“Fue un crimen atroz, difícil de imaginar. Marilyn era discapacitada por secuelas de una poliomielitis infantil, era obesa y no se podía defender. Queremos el juicio oral y vamos a seguir luchando por ello”, subrayó José Fabio, amigo personal de la víctima.
Ante la desaparición física de Ticha, Fabio y un grupo de amigos organizaron el acto del martes para recordar a las hermanas Bárbaro.
“También quisimos homenajear a Ticha por su incansable lucha, aunque se murió sin poder llevar la causa a juicio. Además le dio visibilidad a otros casos, como el homicidio de Silvia Andrea y la desaparición de Mario Golemba. Su pérdida es enorme, pero también nos dejó mucho y debemos sostener su lucha”, agregó.

Sin culpables 

En enero del 2011, Rubén Schnimg -entonces el único detenido por el brutal asesinato- fue liberado tras casi siete años de reclusión en la Unidad Penal II de Oberá. Fue el único de los imputados que reconoció haber estado en el lugar de los hechos.
De todas formas, fue beneficiado con la excarcelación bajo caución juratoria. Antes, en octubre de 2008, la jueza Alba Kunzmann de Gauchat había ordenado el sobreseimiento y la liberación de los imputados Matías Ortiz, Gabriel Piotroski, Patricio Do Santos y Daniel “Chaparro” Núñez, los otros cuatro acusados.
Piotroski y Ortiz estuvieron recluidos en una clínica privada, mientras que los otros tres procesados permanecieron en la penitenciaría local.
En tantos años la familia de la víctima agotó los reclamos e instancias judiciales, al punto que llegaron hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, aunque no obtuvieron una respuesta favorable.

Por Daniel Villamea
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Categorías: Noticias Policiales
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