Los detalles del expediente y la declaración de los testigos y peritos que declararon en la instrucción y el juicio oral, permiten dimensionar las circunstancias aberrantes que rodearon al cuádruple homicidio de la familia Knack, perpetrado el 25 de mayo del 2014 en la localidad de Panambí.
La premeditación de los asesinos quedó plasmada con el hecho que ellos mismos llevaron el combustible con el que luego quemaron vivas a las víctimas, tras someterlas a una brutal tortura. Inimaginable lo que padecieron Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian (25) y Bianca (12). Los gritos, los golpes, el propio dolor potenciado al ver que al lado sus seres más queridos eran masacrados, y la impotencia por no poder hacer nada para evitarlo.
El último jueves se conocieron los fundamentos de la sentencia a prisión perpetua al trío conformado por el ex prefecto Pablo Julio Paz (54), Juan Ramón Godoy (47) y Marcial Benicio Alegre (54), condenados como coautores penalmente responsables de los delitos de robo calificado por haber sido cometido con armas, en poblado y en banda; y cuádruple homicidio calificado por ensañamiento y para procurar  la impunidad, todo en concurso real.
El extenso escrito avanza sobre los elementos de prueba que avalan la sentencia. Estremece escuchar los testimonios de familiares y vecinos que asistieron a las víctimas a los pocos minutos del desastre; como también el resultado de las pericias posteriores que constataron el sadismo de los autores del hecho.
Lo que nadie explicó, ya que racionalmente resulta imposible, es por qué los malvivientes se ensañaron tanto con la pequeña Bianca, una criatura que ese mismo día fue abanderada de su escuela en el acto patrio.
Sobre su deceso, en los fundamentos se cita que fue “vinculante a causa violenta, debido a un fallo multiorgánico, a causa de gran quemado con descompensación generalizada, fallo cardiorespiratorio y muerte. Las lesiones de la piel fueron producto de la acción de las llamas, el traumatismo de cráneo causado por un elemento contuso, romo, posiblemente golpe de puño”.

La peor escena  

Cada vez que se describe el calvario de la familia Knack, surge irremediablemente la figura de Bianca, inocente de cualquier culpa que le pueda asignar la mente distorsionada de alguien que tome la decisión de torturar y quemar viva a una nenita.
Tal vez, dicha acción pueda ser obra de un loco, un enfermo mental; pero la masacre de Panambí fue perpetrada por cinco personas, según declararon las víctimas agonizantes.
En el debate oral, el licenciado en Criminalística Marcelo Maslowski (42), el profesional de la Policía de Misiones que estuvo al frente de la recolección y el análisis de los rastros hallados en la escena del crimen, fue contundente respecto a lo que encontró.
Sin de dejar de lado los fundamentos técnicos, no pudo evitar la conmoción al recordar el espanto: “El olor a carne quemada no se olvida fácilmente. Sobre el piso de la silla había restos quemados compatibles con la calza rosada que tenía la nenita. En la tela había restos de carne quemada y un fuerte olor a pis. Eso percibe un perito en la escena y debe dejar de lado sus sentimientos para hacer bien su trabajo”.
Halló focos de incendio en una habitación y en una silla del comedor, donde se determinó que los delincuentes amarraron, torturaron y quemaron a la pequeña Bianca.
“Esta gente perdió la piel. Entonces donde tocaban había sangre, incluso en los utensilios que ellos mismos usaron para apagar el fuego”, graficó.
“Habían muchos rastros de pisadas, carne quemada y restos de ropa con carne quemada, cintos y cables que fueron usados para amarrar a las víctimas. Se documentó fotográficamente todo en presencia de testigos”, precisó.
Encontraron más desorden en la habitación matrimonial, donde los asesinos buscaron el dinero. Precisamente, los 360 mil pesos estaban guardados en una caja de zapatos donde hallaron varias fracciones de huellas compatibles con Paz.

Fundamentos 

La condena a prisión perpetua se fundamentó en los siguientes puntos: el Tribunal tuvo en cuenta las huellas dactilares compatibles con el ex prefecto Paz encontradas en la caja de zapatos, como así también el hallazgo de rastros genéticos del mismo Paz y cabellos de Godoy en un trozo de media fina -tipo capucha- encontrada en la escena del crimen.
A Paz también lo complicó el testimonio de Cristian Knack, quien antes de morir aseguró que en la escena crimen identificó a un “prefecturiano o ex prefecturiano”; al igual que mencionó que los delincuentes se movilizaban en un BW Bora gris, modelo y color que poseía Godoy.
En cuanto a Alegre, el primer indicio en su contra fue el llamado anónimo que el 26 de mayo del 2014 apuntó la investigación hacia su taller en San Javier. Luego el chapista cruzó llamadas con Paz y estuvo varios días prófugo.
En el mismo taller la Policía halló un verdadero arsenal, y si bien dichos elementos no fueron relacionados con la masacre de Panambí, para el Tribunal quedó probado su perfil delictivo.
Asimismo, fueron varios los testimonios que comprometieron al trío, entre ellos tres ex familiares políticos de Godoy que pusieron en dudas su principal coartada que indicaba que el 25 de mayo del 2014 no salió de la localidad de San Javier, donde residía.
En tanto, una mujer y su concubino afirmaron que el mismo 25 a media mañana observaron un VW Bora gris en cercanías de su casa, en un camino vecinal del kilómetro 13 de Panambí.

El hecho

Lo que sigue es el relato textual de cómo ocurrieron los hechos, según los fundamentos de la sentencia.
“El 25 de mayo del año 2014, siendo aproximadamente las 19, en circunstancias en que se encontraba la familia Knack en su domicilio de la localidad de Panambí, son sorprendidos por cuatro o cinco personas, entre ellas Pablo Julio Paz, Juan Ramón Godoy y Marcial Benicio Alegre, quienes irrumpen en la vivienda ingresando por la puerta de atrás, encapuchados y con armas de fuego, armas blancas y una barreta de hierro, donde le exigen a Oscar Knack la entrega de una suma de dinero -aproximadamente la cantidad de 357.000 pesos-, para lo cual los golpean, los maniatan y luego de apoderarse del botín los encierran en una habitación, les arrojan una importante cantidad de líquido combustible y les prenden fuego. Luego se dan a la fuga. Resultando los integrantes de la familia con lesiones de tal magnitud que les provocan la muerte a Graciela Gladis Mojsiuk el 26 de mayo; a Oscar y Bianca Knack el 27 de mayo y a Cristian Knack el 30 de junio del mismo año”.
También se lee: “Los autores de semejante barbaridad, hecho más allá de delictivo, verdaderamente incomprensible y contrario a la mismísima naturaleza humana, se movilizaron en un automóvil VW Bora, color gris”.

El sobreviviente 

En otro tramo se destaca el aporte de Carlos “Nano” Knack, único sobreviviente de la familia, quien relató que el 25 de mayo “festejaron su cumpleaños con su familia, tíos y abuelos. Cristian no estaba, se había ido a Corrientes a hacer la cobranza. A la media tarde (Nano) se fue a la casa de su suegra, ya a la tardecita compartía un mate con ella, cuando recibe una llamada de Gisela Schwartz, diciéndole que habían asaltado a su familia y que fuera a la casa. Al llegar ya estaban los vecinos y la Policía, su familia estaba toda quemada, tirados en el pasto. Acompañó a sus padres hasta el hospital Samic y luego llevaron a Bianca al hospital Madariaga. Pasaron los días y fueron muriendo, su hermana Bianca, su padre y madre; la esperanza era que sobreviva Cristian. Él tenía la cara muy quemada, su cuerpo no tanto -sigue diciendo el testigo-. Dijo que su familia era gente de trabajo, humilde, en su casa no había otro dinero que lo que trajo Cristian. Éste le dijo (a Nano) que una de las personas que entraron a su casa es el comprador que venía a llevar machimbre, es el prefecturiano o ex prefecturiano; no se acordaba el nombre, fue varias veces a su casa, un hombre grande, reforzado, medio gordo, poco pelo, piel blanca. Sabía que era de San Javier. Puede que figure en los cuadernitos que hay en su casa, donde se anota todo. Que ellos entraron con armas y barreta, le llevaron a Cristian a la pieza, mientras le seguían torturando a mi hermanita para que su papá le entregue la plata. Le dijo que era el mismo que se fresqueaba con mami y que le provocó celos a su papá”.
Nano también contó que su hermano le dijo que mientras la familia ardía en la habitación, los malvivientes “sujetaban la puerta mientras se quemaban; estaban atados a la rejilla de la cama, le tiraron el colchón arriba. Cuando Cristian saltó por la ventana, el prefecturiano le dijo “acostate, acostate”, diciéndole que tenía un cuchillo. Y cuando fue a la ruta vio que el Bora estaba estacionado y los tipos subían al auto y se fueron. Su mamá le dijo que los tipos le echaron un litro de alcohol”.

La conclusión 

“En consecuencia y teniendo en cuenta las consideraciones precedentemente vertidas, las versiones brindadas por los imputados han sido total y absolutamente desvirtuadas por la contundencia probatoria, las coartadas urdidas por los mismos han perdido sustento y no encuentran respaldo en ninguna de las probanzas incorporadas al debate, resultaron mendaces en sus afirmaciones, pretendieron por todos los medios desligarse de la grave acusación que pesan en su contra. Las declaraciones testimoniales, informes técnicos, periciales, ADN, huella dactilar, indicios, las llamadas telefónicas, la fuga, con toda esta batería probatoria se demuestran que mintieron procurando su impunidad, quedando acreditado que los tres encausados: Paz, Godoy y Alegre, junto a otras personas, son los coautores materiales de este criminal y demencial ataque contra la familia Knack”, menciona el fundamento de la sentencia. También se ordenó seguir investigando para dar con los otros dos culpables, hasta ahora desconocidos.

“La sentencia no está firme”
Tal como indicó la sentencia, los tres acusados por la masacre de Panambí fueron ubicados en diferentes cárceles de la provincia: Paz fue trasladado a Loreto, Alegre pasó a la Unidad Penal VI de Posadas y Godoy permanece en Oberá.
El jueves, mediante un pedido de habeas corpus, Paz solicitó su traslado a Posadas, pero finalmente desistió ya que ello implicaría la mudanza de Alegre, puesto que no pueden ser alojados en el mismo penal.
Al respecto, la codefensora María Cristina Salguero cuestionó “esto de ir cambiando de penal en penal, sobre todo Paz, que es una persona que encima está condenada a perpetua. No es fácil llegar a un penal, no conocer a nadie y tener que habituarse para que a los dos meses le cambien otra vez de penal. Paz ya estuvo en Oberá y Puerto Rico. Godoy siempre estuvo en la UP II, pero a Alegre le mandaron a la UP VI en Posadas. Además, la sentencia aún no está firme y todavía rige el principio de inocencia. Y no es correcto que le estén cambiando todo el tiempo de lugar”.
Por otra parte, entre los fundamentos de la sentencia, el presidente del Tribunal Penal Uno, Francisco Aguirre, cuestionó la recusación que en su momento planteó Salguero, en pleno desarrollo del juicio oral.
“En mi modesta opinión, esta no es la forma ni la manera de solicitar justicia. Comparto lo dicho por la defensora Salguero, que toda la sociedad misionera está esperando que se haga justicia y que sepamos lo que realmente ocurrió con la familia Knack, pero para ello todos debemos colaborar con el servicio de la administración de justicia: magistrados, funcionarios y los señores abogados en su calidad de auxiliares de la justicia, obrar con responsabilidad, honestidad, decoro y delicadeza profesional. Sin embargo, la citada profesional ante el menor tropiezo procesal solicitó este apartamiento, buscando otro desenlace y no la solución de la justicia en este debate, en un juicio oral y público a la vista y oídos de todos que se desarrolló con absoluta normalidad. Esta es la vía que nuestra sociedad está clamando diariamente, que se actúe dentro del marco legal, no los obstáculos”, expresó el magistrado.

Por Daniel Villamea
fojacero@elterritorio.com.ar

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