El cúmulo de pruebas era demoledor, según el texto presentado ayer en presencia de Pablo Julio Paz (54) y Juan Ramón Godoy (47).
“Se probó que los tres imputados son total y absolutamente los coatores materiales de este atraco bestial, perverso e inhumano. No se puede creer que haya personas con tanta saña, con tanto desprecio por la vida de sus semejantes y que actúen como lo hicieron contra los integrantes de la familia Knack. En particular las incontables y múltiples lesiones que le provocaron al jefe de la familia, lo golpearon y se ensañaron con su cuerpo. Los certificados médicos son elocuentes en tal sentido, al igual que la autopsia. Y como dijo Cristian: ‘No sé por qué lo golpearon tanto’. Como también la tortura sufrida por la chiquita Bianca, de tan solo 12 años de edad”, se cita textualmente en los fundamentos de la sentencia a los tres imputados por el cuádruple homicidio de la familia Knack.
Apenas un párrafo del voluminoso escrito de 105 carillas que describe los elementos de prueba que concluyeron en la condena a prisión perpetua del ex prefecto Pablo Julio Paz (54), Juan Ramón Godoy (47) y Marcial Alegre (54).
Unas pocas líneas que sintetizan el horror que padecieron las víctimas en la tardecita del 25 de mayo del 2014, cuando los encapuchados irrumpieron en su vivienda del kilómetro 7 de la ruta provincial 5, en la localidad de Panambí, donde desataron un baño de sangre y fuego que se cobró las vidas de Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian (25) y Bianca (12).
Tal lo previsto, la audiencia de la víspera comenzó puntualmente a las 12.01 y contó con la presencia de Paz y Godoy, mientras que Alegre se abstuvo de concurrir.
Juan Godoy (47) -de remera- y Pablo Paz (54) -de pie- solicitaron estar presente en la audiencia. | Foto: Luciano Ferreyra
El acto fue presidido por el presidente del Tribunal Penal Uno, Francisco Aguirre, secundado por Lilia Avendaño. Estuvo ausente Jorge Erasmo Villalba, el tercer integrante del cuerpo que juzgador.
El secretario Benjamín Armoa tuvo a su cargo las formalidades del caso y el trámite no duró más de cinco minutos, puesto que la abogada María Cristina Salguero -codefensora de los imputados- solicitó una copia de los fundamentos para evitar el tedio de la extensa lectura del escrito. Así, se dio por consentido el contenido del mismo.
De todas formas, Salguero anticipó la intención de apelar la sentencia y para ello la defensa contará con diez días hábiles a partir de acceder a los fundamentos.
Pruebas contundentes
Según los fundamentos, el cúmulo de pruebas contra los tres acusados fue demoledor y los sentenció a la máxima pena. Tal como anticipó El Territorio, el Tribunal tuvo en cuenta las huellas dactilares compatibles con el ex prefecto Paz encontradas en la caja de zapatos donde la familia Knack guardaba su dinero, como así también el hallazgo de rastros genéricos del mismo Paz y cabellos de Godoy en un trozo de media fina -tipo capucha- encontrada en la escena del crimen.
A Paz lo complicó el testimonio de Cristian Knack, quien antes de morir aseguró que en la escena crimen identificó a un “prefecturiano o ex prefecturiano”; al igual que mencionó que los delincuentes se movilizaban en un BW Bora gris, modelo y color que poseía Godoy.
En cuanto a Alegre lo complicó el llamado anónimo que el 26 de mayo del 2014 apuntó la investigación hacia su taller en San Javier. Luego el chapista cruzó llamadas con Paz y estuvo varios días prófugo.
En el mismo taller la Policía halló un verdadero arsenal, y si bien dichos elementos no fueron relacionados con la masacre de Panambí, para el Tribunal quedó probado el perfil delictivo de Alegre, a quien incluso le encontraron un silenciador para pistola.
Asimismo, fueron varios los testimonios que comprometieron al trío, entre ellos tres ex familiares políticos de Godoy que pusieron en dudas su principal coartada que indicaba que el 25 de mayo del 2014 no salió de la localidad de San Javier, donde residía.
En tanto, una mujer y su concubino afirmaron que el mismo 25 a media mañana observaron un VW Bora gris en cercanías de su casa, en un camino vecinal del kilómetro 13 de Panambí. Godoy tenía un Bora gris. Los mismos testigos indicaron que un vecino les contó que el coche rozó una rama en una alcantarilla de la zona, lo que a decir de los peritos que analizaron el rodado, habría dejado una impronta en el lateral del Bora.
La presencia de dos de los condenados motivó un celoso operativo policial.
Relato del horror
Como quedó probado en el debate oral, los autores del hecho actuaron con extrema crueldad, ya que redujeron, torturaron y quemaron vivos al empresario maderero Oscar Knack y a su familia.
El matrimonio y su pequeña hijas fallecieron a las pocas horas del hecho, mientras que el hijo mayor agonizó durante 36 días en el hospital Madariaga de Posadas, donde antes de su deceso aportó datos que resultaron claves en la investigación del caso.
Ayer, en diálogo con este matutino, el juez Aguirre expresó algunos puntos que dejó asentados en los fundamentos de la sentencia. Un escrito bien fundamentado en la leyes, pero que no descuidó el costado humano de un caso que conmocionó a toda la comunidad.
“Me parece verla en este momento a Norma Drachemberg brindar su testimonio y describir cuando la tenía en sus brazos a su sobrina Bianca. Lo mismo el testimonio desgarrador de Gisela Schwartz, quien contó lo que vio y vivió. Me ocurre lo mismo con los dichos de Tony Mojsiuk, cuando entregado al llanto describió que cada vez que vuelve al lugar del hecho no puede mirar el patio de la casa porque es como volver a ver a sus familiares agonizantes”, graficó.
En el mismo escrito, el magistrado ponderó la tarea realizada por los investigadores policiales, como el licenciado en Criminalística Marcelo Maslowski, y el jefe de la Brigada de Investigaciones, Hugo González.
“Fue impactante el testimonio del licenciado Maslowski al relatar y graficar la forma en que estaba sentada Bianca. Los restos en la silla, la piel, parte de la ropa que tenía. Al entrar, observar y describir el escenario de la barbarie. Lo mismo me ocurre al recordar el testimonio del señor Néstor Knack, emocionado, posesionado y narrando lo que vivió con Cristian internado. Dijo que despertó y quiso denunciar lo que pasó; que vio al prefecturiano y que vio el Bora gris con los sujetos adentro”, subrayó Aguirre.
“Manotazo de ahogado”En los fundamentos del fallo también se desestima la estrategia defensiva llevada a cabo por los abogados Salguero, Eduardo Paredes y Ramón Grinhauz, quienes en varias instancias trataron de impugnar la validez del llamado anónimo que apuntó la investigación hacia San Javier, como también la denuncia de Cristian Knack antes de morir, lo que a entender de los codefensores debió ser considerada como una declaración testimonial y contar con la presencia de las partes. “La denuncia de Cristian y el llamado anónimo aterraba a los defensores porque aportaron elementos que fueron corroborados a lo largo de la investigación”, se cita en los fundamentos, y se agrega: “La denuncia de Cristian se ajusta a derecho y sus dichos cobran plena validez y se corroboran con las pruebas”. En otro tramo, se cuestiona el pedido de recusación con causa al Tribunal en pleno desarrollo del debate oral, lo que fue desestimado. “Resulta curioso y llama poderosamente la atención que tan calificados profesionales del derecho en su calidad de defensores hayan actuado y solicitado el apartamiento de los miembros del Tribunal, total y absolutamente fuera de contexto en un juicio que se desarrolló y concluyó con normalidad”, se expresa. “Este tipo de artilugios pretendieron poner palos en la rueda, obstaculizar el desarrollo del debate, dilatar y plantar una chicana, tal vez, dando un manotazo de ahogado al verse acorralados por la contundencia de la prueba”, remarcó Aguirre.