Coral cerca de niños que jugaban. | Foto: Daniel Villamea

Las altas temperaturas de la época estival -que recrudecieron en las últimas semanas-, la elevada humedad y los profusos pastizales de los terrenos baldíos generan un hábitat ideal para la proliferación de víboras en el barrio Schuster de esta localidad. 

En las últimas semanas, varios vecinos reportaron la aparición de serpientes venenosas, como un espécimen de la temida coral, que fue observada en la misma vereda donde jugaban varios niños.
Los pequeños ni se percataron de la presencia del ofidio, que fue detectado por un podador que circunstancialmente trabajaba en una casa lindera.
“No tenemos cómo agradecerle al señor, que para nosotros es un héroe”, señaló Mirta, vecina de barrio Schuster y madre de dos de los menores que estuvieron en peligro de ser mordidos.
Relató la mujer: “Mis dos nenes y un amiguito estaban jugando en la vereda cuando él vio la víbora a un metro de los chicos. Pegó un salto y le dio con el filo de una pala. Después me explicó que sí o sí tuvo que matar la víbora porque es muy peligrosa”.
 Si bien la coral no suele atacar, cuando lo hace su mordedura inocula un potente veneno que provoca una serie de consecuencias para la salud, principalmente en niños, ancianos y mascotas, y si no se aplica suero antiofídico, conduce a la muerte.
“En la zona hay muchos terrenos baldíos con pastos altos y mucha capuera, lo que sirve de criadero para todo tipo de bichos y víboras. Si los dueños no se preocupan, pienso que la Municipalidad debería controlar y multarlos. De lo contrario es un peligro para quienes vivimos acá”, advirtió Mirta.

 

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