Reciben pequeños judicializados y su principal objetivo es restituirlos a su núcleo familiar; si no se puede, se buscan opciones.
El Hogar Mitaí de esta localidad, lugar de resguardo de niños judicializados, en la mayoría de los casos por hechos de violencia familiar, estado de abandono o abuso, no tiene chicos hace casi un mes. Lo anunció Alejandra Montero, titular del Departamento de Niñez, Familia y Mujer de la Municipalidad de Oberá.
La línea de trabajo según comentó la funcionaria es en primer lugar tratar de restituirlos a su núcleo familiar, en segundo lugar buscar familia ampliada. Si esto tampoco prospera, familia sustituta y en último caso, familia adoptiva.
“Hace un mes que no hay chicos institucionalizados en el Hogar. Pudimos trabajar para que cada uno pueda desarrollarse en el ámbito familiar, el prioritario objetivo es permitirles crecer en el ámbito familiar y no institucional. Lo que estamos haciendo es, primero, respetando los tiempos de la Ley, exigen que hagamos un trabajo con la familia y los profesionales, tratar de reforzar esos vínculos. Una vez que determinamos que se puede restituir, es lo que más queremos. Por otro lado, aquellos chicos que no pueden estar con su familia, ya sea ampliada o sustituta, se intenta darlos en adopción”, detalló.
Montero explicó que “cuando hay un problema familiar y debemos sacarlos de ese círculo familiar, lo que hacemos es buscarle la familia ampliada, no es la primera opción la adopción y el último lugar donde queremos que estén es el Hogar. Tratamos de agotar todos los medios, buscamos a un tío, abuelos, siempre y de acuerdo al tiempo, por último buscamos familia adoptiva. Se los protege a los chicos, si no podemos restituirlos a la familia, cumplido el plazo legal, buscamos la adopción”.
Para tal fin las familias que quieran adoptar deben estar inscriptas en el registro de adoptantes.
La funcionaria también mencionó que trabajan con el programa Familia sustituta. “Es para que puedan desarrollarse con una familia, ahí no los adoptan, saben que no debe existir esa intencionalidad”.
Primera Edición