
El Tribunal Penal Uno de Oberá, nuevamente en la mira. Ya había sido recusado por el caso Selene. | Foto: Luciano Ferreyra
Cuando todo presagiaba un desenlace sin contratiempos, ayer la defensa de los imputados por el cuádruple homicidio de la familia Knack presentó un escrito recusando al Tribunal Penal Uno en desacuerdo por el rechazo de una serie de pruebas que oportunamente fueron planteadas ante los magistrados.
En consecuencia, según confirmaron desde el propio Tribunal a este matutino, en la audiencia prevista para hoy se resolverá al respecto y, por ende, la continuidad o no del debate oral y público de la causa conocida como la masacre de Panambí.
Para la defensa, en tanto, el pedido de apartamiento implica la conformación de un tribunal especial para resolver el conflicto, lo que automáticamente derivaría en la suspensión del juicio.
De todas formas, fuentes judiciales consideraron que el recurso de la defensa está fuera de lugar por extemporáneo, por lo que no prosperaría y se daría paso a la lectura de los alegatos, tal cual lo previsto inicialmente, desde las 8.30 en el SUM de la URII de Policía.
El escrito de recusación fue presentado ayer a las 11.30 por los codefensores María Cristina Salguero, Ramón Grinhauz y Eduardo Paredes, quienes plantearon que el Tribunal rechazó de manera arbitraria una serie de pruebas solicitadas en el marco del debate.
A esto se le suma la desaparición de un trozo de media fina que habría sido utilizada como capucha por un delincuente y fue hallada en la escena del crimen con rastros genéticos de dos de los tres acusados. Se trata de una prueba clave en la imputación.
“El Tribunal nos rechazó todas las medidas de prueba solicitadas, como ser la citación del bioquímico que supuestamente encontró cabellos en la capucha. Para colmo, nunca vimos esa capucha y ahora no aparece, lo que habla de serias falencias en la cadena de custodia. Sin embargo, a la fiscal le aceptaron todas las pruebas solicitadas”, expresó Salguero.
Los codefensores también cuestionaron la imposibilidad de contar con la declaración del ciudadano Domingo Leiva, ya que consideran que aportaría una nueva hipótesis de investigación del aberrante hecho.
“El Tribunal rechazó mal todas estas pruebas y por eso recusamos. Se afectó la Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 8, y toda la jurisprudencia convencional”, apuntó Paredes.
La única media pendiente a decisión del Tribunal es la comparecencia de un perito de Gendarmería Nacional que evalúe el método de análisis de la huella dactilar hallada en la caja de zapato donde las víctimas guardaban el dinero.
Prueba que falta
La masacre de Panambí se cobró las vidas del empresario maderero Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Bianca (12) y Cristian (25), quien agonizó por 36 días y antes de morir aportó datos del hecho.
El muchacho afirmó que reconoció a uno de los delincuentes, a quien identificó como “un prefecturiano o ex prefecturiano” que les compró madera. También indicó que los sujetos escaparon a bordo de un VW Bora color gris.
La investigación del caso se cimentó en un llamado anónimo y en los dichos de Cristian.
En ese contexto, gran parte de la acusación contra los imputados se apoya en un trozo de media fina que habría sido utilizado por un delincuente para ocultar su rostro.
El género fue encontrado en la escena del crimen y contendría rastros genéticos de Juan Ramón Godoy (47) y el ex prefecturiano Pablo Julio Paz (54), dos de los tres acusados. El tercer imputado es Marcial Benicio Alegre (54).
El 18 de noviembre, finalizada la ronda de testimoniales, la abogada Salguero se mostró preocupada por la desaparición de la prueba y criticó la cadena de custodia.
Por su parte, en forma reservada, fuentes del Tribunal argumentaron que la capucha fue remitida a un laboratorio de Buenos Aires para pericias y se demoró la devolución, pero nunca fue notificado oficialmente a la defensa.
“No están encontrando un elemento de prueba fundamental para la imputación y quedó claro que la cadena de custodia es bastante deficiente. Puedo entender que digan que el accionar fue bueno y que medianamente se mantuvo la cadena de custodia, pero acá hay un claro ejemplo de que no fue así”, opinó Salguero.
Asimismo, en aquella ocasión, consideró que “se trata de una prueba fundamental por lo menos en la imputación de Paz y Godoy, ya que supuestamente hay muestras biológicas de ambos. Esto pone muy en duda la imputación”.
Huellas y dudas
La defensa también cuestionó la explicación técnica brindada por Marcelo Maslowski (42), criminalista de la Policía de Misiones que estuvo al frente de la recolección y el análisis de los rastros hallados en la masacre de Panambí, como huellas dactilares que serían compatibles con el ex prefecturiano Paz.
En tanto, entre los puntos a resolver, el Tribunal analiza un pedido de la defensa para contar con la opinión de un perito de Gendarmería Nacional respecto de las conclusiones del licenciado Maslowski.
“Pedimos que intervenga Gendarmería para observar si las pericias fueron bien hechas, no estamos hablando de hacer nuevas pruebas. Son las vidas de tres personas que están pendiendo de esta prueba. Así que esperamos que se acepte”, agregó Salguero.
Precisamente, sobre las presuntas huellas del ex prefecturiano Paz, Maslowski explicó que se trata de dos fracciones del pulgar izquierdo y las muestras se miden por puntos característicos.
“La fracción más grande tiene 15 puntos característicos y la más chica 5. Según protocolo científico de Interpol se requieren 12 puntos para identificar a una persona”, precisó.
Por su parte, Paredes indicó que se trata de “un método empírico con alto grado de subjetividad. Según Interpol se debe confirmar la prueba con un experto independiente y por eso solicitamos la opinión de un especialista de Gendarmería, porque según la norma de Interpol, el trabajo está hecho por la mitad”.
Respecto de los cabellos hallados en una capucha encontrada en la escena del crimen, Paredes opinó que no se especifica si los pelos “son caídos o arrancados”, lo que consideró fundamental para los estudios de ADN.
Pero ahora, ante la ausencia de la citada capucha, dicha prueba perdería entidad.