La segunda semana del juicio por el cuádruple homicidio de la familia Knack dejó los testimonios de dos de los tres imputados, quienes se desligaron del hecho y realizaron un pormenorizado detalle de lo que hicieron el 25 de mayo del 2014.
Al tiempo, dos testigos avalaron las coartadas de Marcial Benicio Alegre (54) y de Juan Ramón Godoy (47), ya que uno aseguró que vio al primero en la vereda de su panadería en San Javier, en el horario en que sucedió la tragedia de Panambí; mientras que el segundo confirmó que hizo un presupuesto para reparación del VW Bora.
Precisamente, el chapista Pablo Stach (42) confirmó que el 5 de mayo del 2014 Godoy le llevó su coche con marcas en el lateral derecho compatibles con un roce con otro vehículo.
Esto desacreditaría la versión que señala que el mismo Bora rozó un palo en una alcantarilla en el kilómetro 13 de Panambí el día del hecho. Incluso, hasta el momento no se escuchó a ningún testigo presencial del supuesto roce.
Por su parte, Rogelio De Miranda (52), empleado municipal y cerrajero en San Javier, avaló la coartada del chapista Alegre, quien además poseía una panadería.
“Me acuerdo que ese domingo comí un asado y a las 19 fui a prender la luz de la cerrajería, a unas diez cuadras de mi casa. Cuando crucé frente a la panadería del señor Alegre él estaba en la vereda. Eso habrá sido las 19.20; bajé del coche, charlamos por unos 15 minutos y regresé a mi casa. Lloviznaba y estaban dos mujeres con él”.
En consecuencia, a decir del testigo De Miranda, Alegre estaba en San Javier al mismo momento que los delincuentes irrumpieron en la casa de los Knack, sobre el kilómetro 7 de la ruta Provincial 5.
Pidieron justicia
Al declarar ante los jueces, tanto el ex prefecto Pablo Julio Paz (54) como Godoy se solidarizaron con el pedido de justicia de los familiares de los fallecidos, al tiempo que también se consideraron víctimas del caso.
“Fue un hecho aberrante y están buscando Justicia. Quiero decirles que mi finalidad no es contrapuesta a la de ellos, yo también estoy buscando Justicia porque de la noche a la mañana me involucraron con este hecho. Lo de la familia Knack fue una tragedia, pero mi familia y la familia de los demás imputados también están viviendo una tragedia”, manifestó Paz.
Por su parte, sobre el final de su declaración, Godoy fijó la mirada y le habló directamente a Carlos “Nano” Knack (27), el único sobreviviente de la tragedia y quien oficia como querellante en el juicio.
“Señor Knack, yo como usted también quiero justicia. Quiero justicia para mis hijos que están sufriendo una tortura de casi cuatro años; quiero justicia por mí, que estoy padeciendo preso por algo que ni siquiera pensé. Perdí mi familia por esto. Me separé de mi señora porque ella se quedó sola con cuatro chicos. Salí damnificado, no como usted, porque a usted no le devuelve nadie a su familia, pero yo también estoy solo”, subrayó.
Ni se conocían
Paz y Godoy afirmaron que apenas se conocían de vista, pero no tenían relación previa al hecho. En tanto, el propietario de un restaurante de San Javier, Gustavo Dos Santos (37), comentó que Paz y Alegre sí eran sus clientes y solían comer juntos.
En cambio, subrayó que nunca vio a Godoy con los citados y desacreditó de plano que en algún momento haya declarado que vio juntos a los tres imputados. “No recuerdo haber dicho eso”, remarcó.
Sobre el 25 de mayo del 2014, Paz graficó: “Ese domingo mí señora hizo tortas fritas, yo le robaba algunas y ella me retaba porque decía que estaba muy gordo. Me salió caro el robo de las tortas fritas, porque otra cosa no hice para estar acá”.
Asimismo, calificó como “una falsa denuncia” el llamado anónimo que apuntó las sospechas hacia San Javier. En la réplica, desde la querella le preguntaron por la huella en una caja de zapatos hallada en la casa de los Knack: “No entiendo cómo puede estar ahí si yo no estuve. En su momento mi defensa va explicar las cuestiones técnicas”.
“Nadie me decía ex prefecturiano. Nunca alquilé un camión para transportar machimbre. Nunca compré madera, ni siquiera para arreglar mi casa. Nunca se me ocurrió trabajar con madera y no conozco el rubro”, indicó.
En su declaración, Godoy aseguró que padeció apremios por parte de la Policía y una oportunidad el entonces jefe de la Seccional Tercera, de apellido Da Luz, le preguntó si no se quería afeitar, una cuestión inusual en las comisarías. “Me llevaron a un baño que era de uso del personal y me afeité tranquilo. Cuando empecé a limpiar, el mismo jefe me dijo que la chica de la limpieza se iba a encargar y que yo vuelva a la celda”, detalló.
Esa situación, especuló, podría tener relación con el posterior hallazgo de material genético en un trozo de media fina, supuesto pasamontaña, encontrado en la escena del crimen.
Los familiares
Graciela Mirta Pereyra (61), esposa Paz, corroboró que el ex prefecto permaneció todo el 25 de mayo en San Javier. A su turno, Pablo Armando Paz (25), hijo del imputado, se desahogó ante los jueces: “Quiero decir que mi papá es un perejil y que todo esto es un circo”.
Miriam Pérez (41), ex esposa de Godoy, aseguró que ese día el imputado “en ningún momento salió de la casa”, al tiempo que denunció que fue maltratada en la comisaría de San Javier.
“No sé si puedo decir las palabras que me dijeron. El oficial Baumgartner me apretó de mala manera, me llegó a escupir, quería que afirme que (Godoy) estuvo en la causa, que sí o sí afirme eso. Me dijo así viven las putas, con los tipos que sacan la plata ajena”.
Juan Gabriel Godoy (18) recordó que el 3 de mayo su papá le prestó el auto porque el 4 era su cumpleaños. Llegando al Club Hércules rozó a otro vehículo que estaba estacionado y se produjo un raspón del lado derecho.
Muchas dudas
Más allá de una fracción de huella de Paz en una caja de zapatos y ADN de Godoy en un trozo de media fina hallada en la escena del crimen, elementos que las defensas confían en rebatir, la acusación contra Paz y Godoy se sustenta en la declaración de Cristian Knack antes de morir.
El muchacho mencionó a un “prefecturiano o ex prefecturiano que nos compraba madera” y que los delincuentes escaparon a bordo de un Bora gris.
Al respecto, el fletero Rogelio Soto (57) dijo conocer de vista a Paz y Alegre, ya que vivió en San Javier, pero nunca hizo viajes para ellos.
“Hice dos fletes al aserradero de Knack para (Rubén) Bueno. Y mi hijo otros dos, pero nunca para ellos”, dijo señalando a los acusados.
Precisamente, al momento del hecho el citado Bueno era suboficial mayor del Ejército y estuvo detenido más de 80 días, pero luego fue beneficiado con la falta de mérito.
Raúl Soto (33), hijo del primero, confirmó que hizo “uno o dos viajes” para Bueno, pero nunca transportó madera para Paz, Godoy ni Alegre. José Luis Ramírez (47), vecino del kilómetro 13, coincidió con la declaración de su esposa Norma Beatriz Báez que la semana pasada dijo que el 25 de mayo del 2014 a la mañana observó un VW Bora transitando a gran velocidad en inmediaciones de su casa.
“Estaba a un poquito más de cien metros”, aclaró. También dijo que el vehículo rozó un palo en una alcantarilla, pero dicha secuencia habría sido vista por otra persona que luego se lo contó.
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