La cuarta jornada del debate oral por la masacre de Panambí dejó un par de testimonios que cuestionan los dichos de Cristian Knack (25) respecto de la presencia de un Volkswagen Bora gris en inmediaciones a la casa de su familia, aquel fatídico 25 de mayo del 2014, al tiempo que situaron un Volkswagen Gol del mismo color frente a la escena del crimen.
Según declararon dos jóvenes de la zona, alrededor de las 20 pasaron por el kilómetro 7 de la ruta provincial 5, a la altura de la propiedad de las víctimas, momento en que llovía y un denso banco de neblina dificultaba la visión, pero notaron que había una persona en la banquina que les hacía señas. Los muchachos se movilizaban en un Gol Power.
Si bien ninguno de los ocupantes logró reconocer al sujeto, ya que su cuerpo evidenciaba los daños del fuego, todo hace suponer que se trataba de Cristian Knack, puesto que tal como declararon otros testigos en el juicio, a esa hora el padre del joven se encontraba en la propiedad de José Serfas, hacia donde caminó en busca de auxilio para su familia.
Ante el Tribunal Penal Uno, Franco García (23) relató que “estaba con dos amigos más en el kilómetro 8, era un día de lluvia y andábamos en el auto. Uno de mis amigos, que se llama Yoni (Rudtke) y vive en el kilómetro 4, pidió que le lleve a la casa. Cuando volvíamos, al llegar a lo de la familia Knack vi una persona a la orilla del camino que cuando vio que el auto se acercó, fue hasta la mitad del camino y me hizo señas de que pare, pero como miré y no lo reconocí, seguí de largo”.
“Hice más o menos 100 metros y volví, ahí vi que esa persona estaba parada en el portón chico de la casa y en la ventana había fuego. Paré y la misma persona vino caminando al lado del auto, se paró y quedó mirando, lo miré y no lo reconocí. Vi que tenía el rostro medio feo, me asusté y me fui hasta el kilómetro 4. Hice unos 50 metros y llamé a la Policía. Hice un poco de tiempo hasta que venga la Policía y cuando volví, esa persona con otras dos o tres más venían caminando con linternas hacia el kilómetro 7”, agregó.
Dos autos
Ayer, García identificó a Serfas como a una de las personas que se dirigían a pie hasta la casa de los Knack, tal como el citado declaró el martes.
El muchacho confirmó que conducía un VW Gol, color gris oscuro. En ese momento “no se veía bien porque lloviznaba y había neblina”, precisó. Además, aseguró que durante ese lapso no se cruzó con otros vehículos en la ruta, mientras que Sebastián Bielas (22) ratificó los dichos del conductor del Gol.
De esta forma, la declaración de los testigos avalaría la estrategia defensiva que pretende desacreditar los dichos de Cristian en su declaración antes de morir el hospital Madariaga de Posadas, cuando mencionó que los delincuentes que irrumpieron en su casa se escaparon a bordo de un VW Bora gris.
Por las circunstancias adversas del clima y el evidente estado de shock en que se hallaba la víctima, no sería descabellado suponer que al momento de su declaración se equivocó de auto.
En cambio, la testigo Norma Beatriz Báez (29), residente en el kilómetro 13 de Panambí, afirmó que el mismo 25 de mayo, antes del mediodía, ella y su marido observaron un Bora gris oscuro con los vidrios polarizados que ingresó hasta el patio de su casa.
“Cuando mi marido fue a ver, el auto salió a alta velocidad. Nos llamó la atención porque el camino termina en mi casa”, indicó en la víspera.
Consultada al respecto, no supo precisar cuántos ocupantes tenía el coche. En tanto, comentó que “ese día estaba la caminera en la ruta 2 porque había problemas con el puente, y por ese camino (de su casa) se evita el control policial”.
Varios olvidos
Ayer también prestaron declaración dos mujeres que fueron empleadas domésticas en la casa de los Knack, aunque ambas mencionaron que el paso del tiempo las hizo olvidar algunos detalles que mencionaron en la instrucción.
Norma Eichelt (48) contó que apenas trabajó una semana, justo antes del terrible hecho que se investiga y aseguró que no sabía que sus patrones viajaban a Corrientes a buscar plata y que desconocía detalles de sus negocios.
Ante la consulta de la fiscal Miriam Silke, declaró que no recordaba que en la instrucción comentó que la patrona le había comentado que pensaban comprar una máquina para exportar viruta al Brasil.
“No me acuerdo nada porque pasó mucho tiempo”, afirmó. En tanto, a instancias del presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, recordó que la esposa de Knack le comentó que Cristian se había recibido de “aduanero” y pensaban exportar viruta.
Por su parte, Claudia Bourcheid (45) recordó que “los perros (de la casa) eran bravos”, lo que abona la teoría de algún conocido entre los asesinos, puesto que esa noche los animales no ladraron, como ya se mencionó.
También exhibió ciertas contradicciones respecto de su declaración en la instrucción, aunque ratificó que “la señora me comentó que en una de esas, Cristian podía conseguir trabajo en Prefectura”.
Un nombre conocido
Completando la ronda de testimoniales, Miguel Ángel Andrade (29) declaró que al momento del hecho era empleado del aserradero de Knack y se enteró de la masacre al otro día, escuchando la radio.
En tanto, a instancias de la defensa de los imputados, confirmó que Sergio Elías “Tuti” Machado fue empleado de Knack. “Creo que todavía trabajaba en el aserradero cuando pasó el hecho”, indicó.
Ocurre que el nombre de Machado ya rozó el expediente de la masacre, al tiempo que el sujeto está imputado por otro grave crimen perpetrado en la zona.
En principio, según las víctimas, fueron cinco los delincuentes que irrumpieron en su casa, aunque hasta el momento son tres los imputados.
Pero tiempo atrás, fuentes del caso relacionaron el caso Knack con un hecho registrado el 16 julio de 2015, cuando Lidia Bezus (69) y su hijo Diego Kosaczuk (29) fueron asesinados a balazos en su chacra de Paraje Samambaya, localidad de Los Helechos, cerca de Panambí.
Por este crimen fueron detenidos Machado y Jorge Miguel Chiluk. En agosto del mismo 2015, un sujeto identificado como Samuel M. manifestó ante la Justicia que su compañero de celda Chiluk reconoció en una conversación entre detenidos que participó de la masacre de Panambí, junto a Machado.
Incluso, dio detalles de la seguridad de la vivienda, pero finalmente la versión se fue diluyendo y no prosperó en el voluminoso expediente judicial.
“Algo no está cerrando”
La primera semana de testimoniales se cerró con el aporte de 20 testigos. Ayer estaban citados ocho, pero declararon seis, ya que dos estarían residiendo en Buenos Aires, según se informó.
El juicio investiga el cuádruple homicidio de Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y a sus hijos Bianca (12) y Cristian. Están imputados al ex prefecturiano Pablo Julio Paz (54), Juan Ramón Godoy (46) y Marcial Benicio Alegre (54).
El abogado Ramón Grinhauz, defensor de Godoy, consideró que los testimonios de la víspera “fueron clave” a favor de su cliente, puesto que era dueño de un VW Bora gris que fue secuestrado en el marco de las investigaciones.
“Lo que relató Cristian Knack concuerda con lo expresado por los testigos de hoy, pero cambian algunos elementos. Relataron que vieron a Cristian, pero no lo reconocieron; circularon y regresaron, se movilizaban en un Gol Power gris cuyas características coinciden con lo relatado por Cristian. Es mucha casualidad que aparezca un Bora y un Gol, cuando relataron que no se cruzaron con otro vehículo. Es decir que algo no está cerrando”, opinó el letrado.
También mencionó la cuestión de los perros que no ladraron la noche de los hechos, siendo que eran animales guardianes.
El letrado criticó la declaración de Cristian Knack en carácter de denuncia días antes de morir, ya que “no corresponde, sino que debería ser una testimonial porque la causa ya estaba iniciada. Y es grave que ninguna de las partes participó de tan importante acto”.
El debate retomará el próximo martes con la declaración de siete testigos, entre ellos el empresario maderero Daniel Osés, quien el 25 de mayo de 2014 le pagó 360 mil pesos en efectivo a Cristian.