A 9 días de la convocatoria a elecciones legislativas el 22 de octubre, las que en la oportunidad tendrá una novedad consistente en la elección del Defensor del Pueblo, es justo reconocer el clima de normal convivencia a la que asistimos los obereños lo que atribuimos a dos vertientes, una, y esto atañe a la sociedad que cada día trata de hacer aportes de distinta índole pero tendientes a hacer posible mejorar la vida diaria del obereño; otra, que tiene que ver con las autoridades de gobierno misionero en las que observamos que los hilos gubernamentales son extendidos con oficio, y así, armoniosamente, como para que en climas enervantes como los nuestros, en que la gente del país pareciera que trata de utilizar reiterados postulados y preconceptos sociales que frenaron tiempos que podrían haber sido de bonanza.
Tiempos en los que se está perdiendo la cultura del trabajo que fuera ayer nomás el pivote que engrandeció pueblos (tal el caso histórico obereño, por citar lo nuestro) que, como para componerla y adecuarla a los nuevos tiempos se la pergeña menos empírica y más creativa y esto va por buen camino.
En tiempos en que se apoya el esparcimiento ciudadano a través de todo tipo de actividades pero, especialmente, descollando en la actividad física a través del deporte el que, en nuestros “pagos”, no solamente cubre tiempos que podrían ser perdidos, sino que acarrea a nuestras arcas provinciales el tesoro inigualable de trofeos producto de la pasión impuesta en su ejecución y que tiene ese don tan especial de limpiar vicios que adormecen conciencias y anula vidas.
Tiempos en los que falta mucho por hacer para que la “grieta”, naturalizada argentina, y que nos colocaron allí nomás en la esquina como una valla con pretensión de inexpugnable pretendiendo anular comunicación e igualdad, deje paso para así lograrlo.
Y bien, esto y muchísimo más podríamos señalar pero nuestra misión inquisidora debe dar el mutis, contenida por el espacio que nos vigila.
Entre obereños
Y mientras da vueltas y vueltas a su boleta incitando al voto, hagamos terapia. Lo invitamos a visitar el ayer obereño.
¡Aquellos tiempos!
El día que la campana volvió a sonar…
La Escuela N° 185 fue creada el 24 de abril de 1931 y en el momento de su fundación ocupaba el triángulo enmarcado hoy por la Avenida Libertad, la calle 9 de Julio y la calle Corrientes. Allí funcionó en sus primeros tiempos en un galpón de madera, siendo su primer director don Arístides Ruiz.
Al respecto bien vale una anécdota, a la que titulamos “El día que la campana volvió a sonar” “ Llegué a la firma donde trabajaba, que estaba ubicada frente a la Escuela 185, en la calle 9 de Julio y Corrientes; cuyo director era Arístides Ruiz que vivía en la Picada Sargento Cabral.
Dicha escuela los días de lluvia no funcionaba, ya que el director no podía venir por los malos caminos (por la lluvia) y la campana no tocaba… resultó un día de lluvia intensa en que sonó la campana (me acuerdo que era en 1933). En la casa donde yo estaba, vivían las maestras de esta Escuela, la Sra. Cerenich y la Sra. de Quaranta, y cuando oyeron la campana me pidieron que vaya a ver que pasaba en la Escuela, ya que como llovía ese día no iba a haber clases. Yo tenia 16 años y me crucé a la Escuela y me encontré con un señor alto que me dijo: diga a las maestras que vengan.
Desde entonces la campana de la Escuela 185 no dejó de tocar ni un solo día, lloviera o no lloviera; y ese señor flaco y alto, era el Director de la Escuela (el nuevo Director), el Sr. Juan Areco, correntino, que vino de Santo Tome” (Relato del pionero don Francisco Morchio- Curso de Historia de Oberá- 1988).
Visionarios fundan la Cooperativa
La Cooperativa Agrícola Ltda. de Oberá, Avda. Sarmiento y Buenos Aires que recibió el nombre de Sociedad Yerbatera Cooperativa Ltda. el 17 de noviembre de 1929 y que se fundara ante la gran crisis mundial que también afectaba al naciente pueblo de Oberá.
“…La simiente de idea agrarista que en un principio captaron y difundieron Adolfo Lindström y Carlos J. Pettersson, asistidos por los conocimientos y alto espíritu cooperativista del agrónomo regional Miguel Fasola Castaño, halló terreno fértil en los veintiocho colonos restantes y todos se aprestaron a una tarea que, jornada tras jornada, en el azaroso comienzo, originaba nuevas luchas, contrariedades e inquietudes. Pero convencido de hallarse en la buena senda y el hábito ya hecho de afrontar las marañas que en los montes misioneros se oponen al trazado de todo camino nuevo, la fe no conoció desmayos. Otras voluntades hubieron flaqueado, el desaliento hubiera cundido en otros hombres menos armados para las porfías constructoras. Los colonos que fundaron la Sociedad Cooperativa Limitada de Yerbal Viejo, demostraron poseer en cambio, temple y talante de triunfadores… Los fundadores: Carlos Kaechele, Gustavo A. Andersson, Carlos Emilio Kindgren, Carlos V. Lindström, Ludwig Malthaei, Ernesto Bárbaro, Pablo Lemos, Gunnar Wikholm, José Juan Ferro, Víctor H. Nilsson, Virgilio Marín, Conrado Falk, Alejandro Bárbaro. (Bodas de Plata de la Cooperativa. 1954)
Primer Club de Deportes y Social
El Club Atlético Oberá, fue fundado el 1 de noviembre de 1931. Aquella fundación mereció el siguiente testimonio: “El primer Club de Deportes y Social (en el ejido obereño) fue el Club Atlético Oberá, fundado el 1° de noviembre de 1931, el comisario Solari, llamó a unos cuantos vecinos y amigos y los reunió en su casa que era la única que había en el triángulo de la calle Entre Ríos y Libertad, a mí también me invitaron. Y en esa reunión se habló de formar un Club Social y Deportivo; y luego de un cambio de ideas lo nombraron al Comisario Solari, presidente honorario y la Comisión quedo formada por el Sr. Zarza como presidente, José Ferro, como vicepresidente, Luciano Blanchard, como secretario, Abel Perié, como prosecretario, Pompilio Sartori, como tesorero y como vocales, Santiago Walkman, Marcos Torres, Walter Carlzon, F. Lombardi y Pedro Ríos.
Como no había terreno para la cancha, en la primera reunión de la Comisión se resolvió pedir a Aurelio Bárbaro un pedazo de terreno, ubicado hoy en Av. Libertad y Av. Italia. Era una cancha media inclinada. Entonces fuimos todos allí a sacar la madera, a limpiar el terreno y enseguida se hizo la cancha. Después nos afiliamos a la Liga de Posadas… el Club Atlético era el único de la zona y se dedicaba al asunto social, la primera cosa que se hizo fue ayudar a la Escuela 185 a alambrar su perímetro y se empezaron entonces a hacer quermeses para comprar alambre, los postes los regalaron los colonos. Además al Club Atlético Oberá, le daban los trabajos de organización así como por ejemplo las Fiestas Patrias u otras fiestas…”