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Maletti, el Maestro Ambientalista

Rubén Maletti, Rosana Szabán y José Radins, en el Jardín Botánico de Oberá.

Década del 60. Misiones con Selva, con caminos de tierra colorada y agricultores que en cada surco depositan la esperanza de prosperidad. A la par, silenciosamente comienza a tomar forma el monocultivo de exóticas asociado a la industria celulósica (que se consolida una década más tarde con la desgravación impositiva y créditos públicos), modificando drásticamente el espacio. Y florece también un precursor en educación ambiental: el maestro Rubén Maletti, hoy convertido en ambientalista e impulsor del Museo de Ciencias Naturales y del Jardín Botánico de Oberá.

Los niños, en el Jardín Botánico, aprendiendo sobre naturaleza de la mano de Rubén Maletti.

Los rastros de aquella Misiones están intactos en la memoria del maestro ambientalista. “Llegué en el año 1966, y quedé impactado con la tierra colorada y la exuberancia del monte”, cuenta Maletti en una charla que mantuvimos ahí en el Jardín Botánico. “Me sentí avasallado por tanta belleza”, dice al recordar sus primeros pasos, lejos de su nativa Santa Fe y en contacto “cien por ciento” con la gente de Dos de Mayo y El Soberbio, en esta provincia.

La temática ambiental ingresó a su agenda cuando nadie hablaba del tema, y lo acompaña en la actualidad durante todo y todos los días. “Siempre abordé los temas ambientales, aunque con más fuerzas a partir de la década del 70. Cuando yo llegué a la provincia el asfalto se extendía sólo hasta San Ignacio y Oberá, después era todo camino de tierra hasta los lugares donde trabaje en Dos de Mayo, en Cerro Moreno (Salto Encantado),  San Vicente y El Soberbio,  siempre en la zona rural, siempre en las colonias y en contacto con los agricultores”, memoró.

En aquellos primeros pasos, el contacto con los agricultores lo marcó a fuego.

Era muy lindo, toda una aventura para nosotros que veníamos de otras provincias… Cuando probé un reviro por primera vez quede encantado… ayudé a los colonos a ensartar tabaco debajo de los galpones y a arrancar mandioca, cosas que allá (en Santa Fe) no lo conocíamos… en la escuela teníamos el desafío de enseñar a leer y a escribir a niños que no sabían el castellano”, manifestó.”En aquel tiempo –continuó-  era otra la relación del maestro con los alumnos y los padres; nosotros éramos casi como un padre, éramos el remis de la colonia, éramos el enfermero porque yo sabía poner inyecciones, y también era el que con la cinta le curaba el empacho a los chicos; en los bailes, por ejemplo, las chicas nos pedían permiso a nosotros para bailar… son recuerdos que nunca más me voy a olvidar…”

Eric Barney, Rubén Maletti y Rulo Bregagnolo, en abril de 2017, Jardín Botánico de Oberá.

Fue aquí, en las colonias, donde Rubén Maletti comenzó la tarea de rescate de piezas de animales silvestres que luego dieron forma al Museo de Ciencias Naturales de Oberá. “Cuando iba por la ruta y veía un animal muerto, un tamanduá, un erizo u otro animal, lo rescataba, le hacía taxidermia y lo guardaba. Cuando llego a Oberá, mi último destino como docente, decidí donar todo con la condición de que se cree el Museo de Ciencias Naturales, que nació el 5 de septiembre de 1981 y donde soy director ad honorem desde el año 1986”,  destacó.

Su inquietud por la naturaleza lo llevó a formar parte de las filas de la Fundación Vida Silvestre Argentina; a crear la Asociación Naturaleza junto al dirigente agrario Hugo Sand y a la escritora Ema Peruzzo de Moreira (“Quitita”), entre otros, y a compartir enriquecedoras charlas y experiencias con los destacados naturalistas Juan Carlos Chebez, Luis Honorio Rolón, Andrés Johnson, Claudio Bertonatti, Andrés Bosso, el ornitólogo Tito Naroski y Miguel Rinas.  “Chébez es mi maestro”, dijo emocionado. “Venía en colectivo siempre, paraba en mi casa o en la casa de algún amigo, y recorríamos con mi auto la provincia, a veces en el sur buscando la Chunia, en el noreste de Corrientes buscando el Venado de las Pampas o también recorríamos lo que hoy es el Parque Urugua-í, donde hicimos un relevamiento de lo que se iba a perder… el Parque Esperanza, el Rincón Santa María…”, señaló. “A todos extraño mucho…

Año 1986, en la casa de Rubén Maletti, la presencia de Juan Carlos Chébez (guitarra en mano), Carlos Fernández Balboa enfrente, Ian Hendricks (con camisa a cuadros y brazo enyesado), Hugo Cámara (de barba) y también estaba Marcos García Ramos (Fuente: Facebook de Rubén Maletti).

Rubén Maletti, Hugo Sand y Juan Hultgren en reunión para preservar árboles en el Parque de las Naciones, en marzo de 2017, Oberá.

Maletti acredita un extenso y rico currículum. Repasando sus pasos, podemos citar que fue presidente de la Fundación Vida Silvestre Argentina en Misiones, en la década del 80; fundador del Museo de Ciencias Naturales de Oberá; inspiró la creación de la organización no gubernamental Asociación Naturaleza, de la que es su actual presidente; fue asesor en el Ministerio de Ecología entre los años 1988 y 1989; impulsor de cursos, disertante en conferencias y otros eventos afines; gestionó la creación del Jardín Botánico Oberá junto a Mónica Rosana Szabán y Raúl Alberto Venchiarutti; conductor del programa “A favor de toda la vida” en radios de Oberá y Campo Viera; miembro de la Red de Asociación Ecologistas de Misiones, e integrante de la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento. Fue homenajeado en diversas ocasiones y recibió distinciones, entre ellas “Caraú Dorado” de la Fundación Felix de AZara y “Luis Honorio Rolón” de la Secretaria de Turismo de Misiones, y el diploma de socio “PAUL Harri” del Rotary Club Oberá.

Son 44 años de educación ambiental, y 77 años de edad”, reflexiona Maletti al tiempo que nos invita el maracuyá del Jardín Botánico, pulmón verde en la segunda ciudad más importante de Misiones, donde, junto a su compañera Rosana, sigue enseñando sobre plantas y animales de la Selva Misionera. “Estamos convencidos de que la única forma de salvar al planeta es educando a la gente”, agrega. “Pido a Dios que me de muchos años más para seguir este camino, creo que aunque los problemas que tiene el Planeta son enormes, podemos contribuir a mejorarlo con solo lograr que un niño deposite el papel en un basurero y no en la calle, pequeños gestos que pueden generar grandes cambios”, se esperanzó.

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