Vale la pena recordar lo que significaron algunas más, otras menos, pero todas por igual, aquellas Comisiones de Fomento del Oberá que crecía con furia y que tuvieron que gobernar en el tiempo de la transición de la gran aldea hacia el pueblo institucionalizado de Oberá.
Para ser justos comenzamos por las Comisiones Vecinales, una necesidad institucional que surgió en el primer conglomerado humano organizado precursor de Oberá y que fue la Villa Svea que habiendo conformado un núcleo social, cultural y deportivo, contando con escuela y policía, se veía ya desbordada por la necesidad de contar con autoridades legalmente establecidas lo que se dio mediante un gobierno vecinal que tuviera el manejo legal de ese incipiente conglomerado humano y de todos los otros núcleos de población que se iban estableciendo aquí y allá. Acaso podríamos citar como líder, sin que dejemos de reconocer la labor codo a codo de otros dirigentes suecos, a don Adolfo Lindström, cuyos pergaminos adornan los primeros pasos de la historia de Oberá y que, por su méritos, junto a su esposa, doña Diamantina Zarratea fueron designados padrinos representando a los colonos, en la fundación de Oberá, el 9 de julio de 1928.
En lo que respecta a las Comisiones de Fomento, comentábamos la “heroicidad” -de acuerdo a los parámetros que rigen actualmente- de que hacían gala los integrantes de esas comisiones que trabajaban ad-honorem y –más todavía- pagaban de su peculio personal los gastos que insumía el cumplimiento de sus funciones.
Así lo recordaba –palabra más, palabra menos- don Luis M. Morchio, “cuando teníamos que hacer trámites oficiales a Posadas, el Dr. Orlando Gil Navarro (presidente de la Comisión de Fomento) ponía el auto, nosotros, los otros miembros, (don Eugenio Rodríguez, Dr. Faustino Bertoldi, don Leo Lutz, y don Odd Bothner) pagábamos la nafta y el almuerzo era compartido”. Nada de viáticos, nada de auto oficial, nada de nafta oficial. Pero bueno es advertir que ello no significaba que no pusieran todo de sí para el mejor desempeño en sus funciones y sino, pruebas al canto: “Libro copiador de notas. Años 1943-1945” “Memoria de la labor desarrollada por la Comisión de Fomento de Oberá, desde el 16 de diciembre de 1943 hasta el 31 de diciembre de 1944 (Esta Comisión finalizó su labor el 19/03/1946 por renuncia en “señal de solidaridad con el defraudado pueblo de Oberá” por la actitud del gobierno nacional suspendiendo “por motivos de mejor gobierno” las elecciones municipales convocadas para el 7 de abril de 1946, según acota Lloyd Jorge Wickström en su historia “Del Yerbal Viejo a Oberá”.
Comenzando con el listado de las obras desarrolladas, la Memoria se refiere al aspecto administrativo de fuerte contenido social “…este Cuerpo decidió mantener en su puesto a todos los empleados de modo tal que el cambio de administración no significase un trastorno en las actividades diarias de al Comuna, ni en los hogares de los servidores de este Organismo. Todo el personal respondió ampliamente a esta medida de confianza pues supo desempeñarse
con dedicación y entusiasmo… En beneficio de este personal se dictaron tres resoluciones: la N° 28, implantando el salario familiar (inédito en el Territorio) para empleados y obreros que ganen menos de $ 100 mensuales; la N° 43 creando el legajo personal de empleados y obreros de la Comuna, y la N° 48, aplicando el Estatuto del Peón al personal jornalizado, resolución esta última que fue dejada sin efecto por la gobernación del Territorio….”
En el rubro de Obra vial y Edilicia se acota que “…En la atención de esos caminos (vecinales) de insumieron $ 3.280 del presupuesto vigente… fue fundamental preocupación de este Cuerpo dar a la Avenida Sarmiento la fisonomía que le corresponde de acuerdo a la jerarquía alcanzada por la localidad. Pero consideró esta Comisión que trabajos de esta naturaleza no podían improvisarse, pues de lo contrario sería gastar sumas de dinero sin resultado eficiente y definitivo. Oberá debe salir ya del período de las improvisaciones –decían-. En consecuencia resolvió estudiar la posibilidad de encomendar a profesionales la confección de estudios y proyectos para la urbanización de la mencionada arteria, a la vez que disponía realizar las mayores economías posibles para lograr un sobrante en el presupuesto del año 1944 que permitiera reforzar la partida destinada a ese fin en el año 1945. Resultado de esos afanes es poder afirmar que en 1945 comenzará la ejecución de esas obras. Lo mismo puede afirmarse de la estación de colectivos. Con el mismo criterio y con los mismos fines se estudió a la posibilidad de dotar a Oberá de una moderna y cómoda estación. Los estudios y planos fueron realizados y esa obra, que permitirá a la localidad poseer la obra señalada de acuerdo a sus necesidades, desapareciendo así el antiestético e incómodo tinglado de madera que actualmente posee…”
Otros aspectos de la Obra Comunal: En este rubro las preocupaciones de los ediles de entonces se centraron en el Matadero Comunal, especialmente en lo que respecta a la revisión sanitaria de los animales para el consumo, asegurando a la población que consume carne en buenas condiciones de higiene. Con relación a la provisión del agua para el Matadero deciden adquirir en 1945 una electro bomba que cumpla con las necesidades del matadero y para surtir de agua a los vehículos destinados al riego de calles.
Con relación a la Salud Pública se reglamenta la fabricación y expendio de helados; ajustar a determinadas condiciones las instalaciones sanitarias de hoteles, restaurantes, cines, etc., así como también se reglamenta el funcionamiento de parrillas ambulantes.
Por resolución N° 38 el Cuerpo se aboca al problema social, higiénico y moral que significan los innumerables ranchos en calles y caminos. Por resolución N° 44 crean la Feria Franca, “primer paso para un futuro mercado municipal”. Reglamentan el funcionamiento de Altavoces y se resuelve trasladar el Cementerio a la fracción NE del lote agrícola N° 61 de la sección 1ª. de la Colonia Yerbal Viejo, que existe destinada a tal efecto.
“Con motivo del Día de la Bandera, el Cuerpo creó, con carácter definitivo y por Resolución N° 27, la “Guardia de Honor de la Bandera Nacional”, compuesta por señoritas y jóvenes de la localidad (Ana R. Jarque. Edith M. Kindgren. Mercedes Dutra. Lidia Feversani. José Basterra. Gerardo Albreck. Aldo R. Gil Navarro y Ricardo Trondle. (Hoy el cofre que contenía la Bandera y que dice en su placa “A la Gloriosa Enseña de la Patria. Su primer Guardia de Honor” fue afectado por el incendio municipal y la Junta de Estudios Histéricos está solicitando información municipal de su paradero (desde su creación el cofre de la Bandera se hallaba en un rincón del Salón Municipal y- que sepamos- el sistema de la Guardia de Honor permanente, entonces creado, hace décadas que no existe.).
También se llamó a asamblea en agosto de 1944 para la erección de un monumento al Libertador, surgiendo una comisión popular presidida por el Mayor Lavandeira.
En la Memoria se da cuenta de la inauguración en acto oficial el 24 de agosto de 1944, del edificio- ahora siniestrado- que ocupaba la Comuna, y que contó con la presencia del Gobernador de la Provincia, Ing. Eduardo N. Otaño .
“Tuvo Oberá el alto honor de recibir la visita del Excmo. señor Presidente de la Nación quien, acompañado por su comitiva oficial, trajo a este pueblo el día 6 de octubre (1944), el alto estímulo que significa el hecho de que el primer presidente de la Nación que visita el Territorio de Misiones lo haga también a esta población situada a más de 100 km. de la ciudad capital de la Provincia.
Acompañan a la Memoria los cuadros estadísticos que dan la idea del movimiento de la localidad.
Finalizando la Memoria expresan: “Quedan una serie de problemas por resolver. El fundamental es el de las aguas corrientes: Oberá en tiempo de verano prácticamente carece de agua. Eso atenta en forma gravísima a la salud pública. El pueblo confía que con la gestión armónica de las autoridades nacionales, territoriales, comunales desaparezca el peligro que tal situación entraña. Cree ese Cuerpo que este problema es de tal gravedad que debería solucionarse a cualquier precio pues está en juego el progreso de la localidad y la vida misma de la población”
Agregaríamos como dato importante, que la población urbana era de 4000 habitantes y la rural de 20.000. El balance que tenemos en nuestras manos del 2 al 31 de enero de 1945 indica que las entradas del mes alcanzaron a $ 21.172,28 y las salidas a $ 5.200,75, con un saldo en Caja que pasa a Febrero de $ 171,93, mientras que en el Banco Nación al 31 de enero están depositados 15.799,60 lo que iguala la suma de $21.172,28.
Por lo que se ve esta Comisión de Fomento comenzó a afrontar el impostergable tiempo del paso de gran aldea a pueblo institucionalizado y progresista que llevará a hacer de Oberá una ciudad.
Ésta, como otras Comisiones de Fomento nos demuestran que con audacia, esfuerzo comunitario y sentido social, entre otras cosas y realizado todo ello mediante una fuerte vocación de servicio a pesar de tener que ocupar sin renta tiempo de su tiempo, son ejemplos que vale la pena mostrar y que justifican y con creces nuestro título admirativo de ¡Aquellas Comisiones de Fomento!
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