63e2a0f6e7e37faf595d138c3888506dEl exintendente Horacio Olivera impuso a su esposa mediante una ordenanza supuestamente «trucha» y el STJ la designó. En el pueblo exigen la nulidad y apoyan a Fabiana, poseedora de una rica historia de defensa de los derechos y la igualdad.

San Martín es básicamente un pueblo tranquilo, tanto que a veces parece detenido en el tiempo. Sus calles avanzan apenas unas cuadras hacia los costados de la ruta provincial 103, a pocos kilómetros de la moderna Oberá.

En su acotado ejido urbano de mil habitantes, todos se conocen. Fabiana Tattarinoff nació en este pueblo en una tradicional familia de la zona hace 36 años. Con su antigua identidad, hizo allí la primaria y la secundaria, y ese mismo pueblo que la conoce de toda la vida, fue testigo del proceso que la transformó en la chica bonita, emprendedora e inteligente que es hoy.
Sólo contando su particular historia se entiende la bisagra política y social que enfrenta esta comunidad en torno de la elección de su primer juez o jueza de Paz, cargo para el cual la postuló el Concejo Deliberante en una terna elevada este año al Superior Tribunal de Justicia (STJ).
La voluntad de la pequeña localidad misionera chocó hace poco con una desagradable sorpresa: el STJ les informó que el puesto de juez de Paz ya está cubierto y su titular (que todavía no asumió) es la mujer del exintendente renovador Horacio Olivera, alcalde hasta el 10 de diciembre del año pasado.
Olivera logró imponer a su pareja en otra terna elevada a la Corte mediante la ordenanza 19/2015, fechada el 24 de noviembre del año pasado, es decir, quince días antes de que dejara el poder. Pero esa norma era totalmente desconocida en el pueblo, ya que nunca se aprobó en el Deliberativo.
El documento, aunque tiene forma de ordenanza y hasta un número que lo identifica como tal, fue firmado solamente por la presidenta del Concejo en ese entonces, Wilma Inés Kehlm.
Según pudieron reconstruir los actuales concejales, Kehlm decidió ignorar la oposición de la mayoría que rechazó la terna en desacuerdo con postular a la mujer del alcalde y, de todas formas, elevó la propuesta al STJ con el aval del mismísimo intendente.
Esta misma ordenanza “trucha”, que por no haber sido aprobada según los mecanismos legales carecería de validez jurídica, fue la que al final colocó a Yanina Soledad Barijhoff a un paso de asumir como jueza en vez de Fabiana o de cualquiera de los otros dos ciudadanos legítimamente postulados, hecho que en la tranquila localidad, consideran un verdadero escándalo político.
Fabiana Tatarinoff y el pueblo de San Martín se aprestan a dar pelea para que se respete la legalidad de las decisiones del Concejo y el STJ anule los efectos de la acordada 02/2016 que aprobó el nombramiento de la esposa del exalcalde.
Los concejales que votaron en contra el año pasado y los actuales ediles que tramitan la anulación del nombramiento, coinciden en los motivos por los que rechazan a la jueza electa aunque su marido no esté más en el cargo: “Amén que el nepotismo de Olivera era antiético, la esposa era candidata a intendente en el momento en que se trató su posible postulación, situación reñida con las incompatibilidades establecidas en las leyes para los jueces de todos los fueros que tienen prohibida la actividad política, sea partidaria o electoral. La ordenanza tampoco existe, no es legal, es un instrumento trucho”, señaló uno de los integrantes del deliberativo.
Lo legal, lo legítimo y lo trucho
“Integré la terna legítimamente elevada por el Concejo Deliberante este año y tengo derecho a que se considere mi reclamo, salvo que haya componentes de discriminación por mi condición sexual, además de las cuestiones políticas que rodearon al nombramiento de la esposa del exintendente”, disparó Fabiana para referir la dura topada que enfrenta con apoyo de su pueblo.
Ella ya logró que la Ley le reconociera el acceso al casamiento (está unida en matrimonio igualitario desde 2014), y al cambio de su nombre y su género en el Documento Nacional de Identidad, por lo que la lucha por el respeto de sus derechos no le resulta desconocida. Entiende, además, que esa lucha podría derivar también en un cambio de prácticas políticas fuertemente arraigadas en los municipios de tercera categoría, donde los intendentes manipulan las postulaciones para colocar a sus parientes en los juzgados de Paz que pueden tener jueces no letrados.
Carta abierta y espera
El actual Concejo Deliberante de San Martín espera poder revocar la nominación de la esposa el exintendente, para lo cual envió una nota con la solicitud formal al Superior Tribunal de Justicia, que por el momento, no parece dispuesto a cambiar el resultado de la decisión.
En San Martín están movilizados por el tema desde mayo pasado, cuando se enteraron de la maniobra. En una carta abierta, los vecinos repudiaron la designación. “Nos dijeron que Yanina Barijhoff es la elegida. No puede ser que alguien que ni siquiera reside acá pueda tener una función tan importante. Fue candidata por dos poderes a la vez, no estamos de acuerdo, y si esto prospera nos vamos a movilizar, estamos cansados de gente que viene de afuera y lucra con nuestro pueblo”, señalaron. El actual intendente, Daniel Schwarz, recordó que al momento en que la entonces presidenta del Concejo elevó la terna mediante una ordenanza inexistente “yo era concejal y no nos pusimos de acuerdo, por lo que no firmamos la nominación. Dimos por hecho que quedó sin efecto. Desconocíamos que la presidenta de todas maneras había elevado la terna”. Según Vilma Kelhm, quien sigue siendo concejal, la presentación la hizo “apremiada por los plazos impuestos por el STJ, situación conocida por sus pares”.
“Un acto de dudosa legalidad”
El diputado provincial Germán Bordón presentó un pedido de informes en la Legislatura para que el Poder Judicial, “en los términos del artículo 95 de la Constitución Provincial y 74 del Reglamento de la Cámara de Representantes”, detalle los pormenores del trámite y el proceso de designación de la jueza de Paz de San Martín.
Puntualmente le requiere al STJ que informe en qué fecha fue elevada la terna por el Concejo y si fue “de conformidad con lo dispuesto en el inciso 3 del artículo 62 de la Ley XV N° 5 (Antes Ley 257)”, que establece que es facultad de los Concejos Deliberantes “proponer al Superior Tribunal de Justicia una terna alternativa de candidatos para juez de Paz no letrado, titular o suplente”, además del respectivo número de la resolución del cuerpo deliberativo, para ver si la norma existe en los registros.
“La designación del juez de Paz de la localidad de San Martín, departamento de Oberá, se encuentra envuelta en una polémica que no escapa a otras designaciones de cargos similares en distintos juzgados de Paz de la provincia.
A la probable designación de un pariente de un intendente o de concejales, como ha sucedido en varios municipios, en el caso de San Martín se le agrega la “confusa” situación de la supuesta existencia de una terna elevada al Superior Tribunal de Justicia, la que no habría sido aprobada por el Concejo Deliberante local, ni en su composición anterior al 10 de diciembre del 2015, ni en su composición actual” refirió el legislador, quien consideró urgente revisar “la legalidad necesaria para tan importante acto” de designación del primer juez de Paz de una ciudad que lo espera hace años.
El año pasado, y en respuesta a escándalos similares que se conocieron en otras comunas donde los intendentes “ubicaron” en la Justicia de Paz a sus parientes directos, el mismo legislador propuso la reforma del artículo 91 de la Ley IV N° 15 (antes Decreto Ley 1550/82), que establece el mecanismo que deben seguir los municipios en la selección y elevación de las ternas de candidatos al STJ.
Bordón pretendía que la norma incluya una cláusula estableciendo que “no podrán integrar la terna propuesta por el Concejo Deliberante Municipal, los parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y el segundo de afinidad con el intendente y los concejales”, con lo cual se evitarían, a futuro, las flagrantes muestras de nepotismo que tanto enojan a las comunidades afectadas.
Sin embargo, la mayoría de los miembros de la comisión legislativa en la que se analizó la iniciativa, consideraron que el cambio iba a ser “discriminatorio” para los parientes de los jefes comunales involucrados.
Repudio de los vecinos
En San Martín están movilizados por el tema desde cuando se enteraron de la maniobra. En una carta abierta, los vecinos aseguraron: “No puede ser que alguien que ni siquiera reside acá pueda tener una función tan importante”.
“Integré la terna legítimamente elevada por el Concejo Deliberante y tengo derecho a que se considere mi reclamo, salvo que haya componentes de discriminación por mi condición sexual, además de cuestiones políticas que rodearon al nombramiento de la esposa del exintendente”, indicó Fabiana.
¿Quién es Fabiana?
Fabiana Tatarinoff tiene 36 años y es una chica transexual. El año pasado logró plasmar su cambio de identidad en el DNI, y desde 2014 está unida en matrimonio gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario. Vive en San Martín desde que nació. Hizo la primaria en la escuela 241 y la secundaria en el Bolp 18.
“Siempre fui femenina, desde chiquita; en la escuela me juntaba con las chicas, jugaba a los juegos de chicas, pero retrocediendo como 30 años para atrás, es claro que en el pueblo no era fácil”, relata, y admite que en ese entorno, en el que poco y nada se sabía de identidad de género, le costó muchísimos años asumir su condición.
“Las chicas que viven este proceso en una ciudad grande tienen a favor el anonimato y hasta la compañía de otras chicas que vivieron lo mismo y pueden ayudar, pero yo estaba sola con mi situación”, relata, y la voz se le vuelve algo sombría, seguramente recordando detalles que no quiere ni necesita revelar.
Cuando era ya una adolescente, llegó al pueblo una pareja de Buenos Aires que tenía una hija transexual. “Nos hicimos re amigas, nos acompañamos mucho, ella me sacó de la soledad”, desgrana Fabi en el relato y rescata a esa amiga que “me sacó de la soledad porque al menos  tenía con quien hablar y compartir lo que me estaba pasando”.
Con el tiempo, gracias a ese vínculo, “me animé a decirle a mis compañeros del colegio, a mi hermano”.
Esa amiga de tantos años sigue en contacto con ella, pese a que hace mucho se volvió a mudar a Buenos Aires. A los 18 “empecé a usar ropa más femenina, a maquillarme, a dejarme el cabello largo, no había tanta información como ahora y no sabía que podía ir al endocrinólogo para seguir un tratamiento controlado de hormonas, así que empecé a automedicarme para sentirme cada vez más chica”. Fue en coincidencia con la finalización de la secundaria.
En el medio de este proceso, su familia le posibilitó estudiar una tecnicatura en Oberá, pero en tercer año dejó los estudios agobiada por la discriminación, las burlas, el bullying permanente que padecía.
Finalmente se involucró en el ambiente más amable que pudo encontrar: estudió cosmetología, peluquería, y se recibió de estilista unisex; también preparó alumnos que se llevaban materias del secundario, trabajo que incluso realizó pagada por la Municipalidad. Pero su sueño siempre fue estudiar leyes o materias relacionadas, por eso, cuando pasaron los años y pudo mantenerse, finalmente ingresó a la carrera de Ciencias Políticas y Gestión Gubernamental que se dicta en Oberá, y en la que le va muy bien.
En 2011 conoció a quien es hoy su esposo. Desde un poco antes también forma parte de la Asociación LGBT Misiones (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans de la Provincia de Misiones). Hoy “el pueblo me trata re bien, no tengo quejas de mi gente, por ahí algunos adolescentes son los que de vez en cuando dicen alguna cosa discriminatoria o hiriente, pero lo tomo como cosas de chicos que reaccionan cuando ven algo distinto”. Su gente, como la llama, la aceptó, la integró y hasta está dispuesta a que sea su futura jueza de Paz si resulta la más capacitada de la terna.
“Me siento totalmente capacitada para ocupar el cargo de jueza de Paz. No es mi idea plantarme en el escritorio a certificar firmas, yo quiero salir,  ir a los barrios, hablar con mis vecinos, articular el trabajo entre el juzgado de Paz, la Policía, un futuro foro de seguridad; asesorar a las víctimas de violencia, promover la inclusión, la no discriminación”, puntea en un derroche de entusiasmo.
Ella no está dispuesta a ceder en su meta de que se respete la legalidad del proceso de selección, y sabe que aunque no sea ella la elegida, habrá que aceptar los resultados, siempre que sean “en buena ley”.
Los otros escándalos
En 2013, la Corte misionera decidió devolver al Concejo Deliberante de Colonia Delicia la terna para cubrir un cargo en el juzgado de Paz, porque la que habían remitido estaba compuesta por la esposa y las dos hermanas del intendente Eberth Vera. Superado por la vergüenza ajena, el pueblo reaccionó con marchas multitudinarias para provocar este desenlace.
En otros casos, la propuesta simplemente “corrió” y la parentela de los alcaldes se hizo con apetecidos cargos.
En Arroyo del Medio, el exintendente Cristóbal Barboza (quien quedó afuera del cargo por la intervención de su municipio tras chocar la camionera oficial totalmente alcoholizado) logró que nombraran a su hija Lorena Barboza como jueza de Paz, cargo que sigue ejerciendo.
En Caa Yarí, la titular del juzgado de Paz es Patricia Andrina Isabel Friedrich. El apellido no pasa desapercibido: es hija del eterno intendente de esta localidad, Ernesto Juan Friedrich.
En Tres Capones, los Korol ocuparon los tres poderes al unísono. Pedro Korol fue intendente por varios años, y dejó el cargo para ser sucedido por su esposa, María Elena Pereira, a la vez que él pasó a ser presidente del Concejo Deliberante. No conformes, el hijo de ambos, Antonio Daniel Korol, fue nombrado juez de Paz.
En Bernardo de Irigoyen, el también “histórico” exintendente Edgardo “Chichin” Aquino logró que nombraran a su hermana como jueza de Paz. No conforme, creó del Juzgado de Faltas y nombró como titular a su entonces asesora jurídica en el Municipio.
Algunas de estas comunas después cambiaron de alcalde, pero los que se fueron se las ingeniaron para seguir manejando una cuota de poder a través de sus parientes en los cargos más expectables de cada localidad.

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