Según varios testimonios, en el barrio proliferan las patotas, los robos y el cobro de “peaje”, todo por influencia de la venta y consumo de estupefacientes.
La semana pasada, un joven de 17 años fue abordado por dos sujetos que lo atacaron a golpes y patadas. El chico fue socorrido por un vecino que pasaba por el lugar, quien ahuyentó a los agresores.
En ese contexto, una vecina adelantó la intención de comenzar a movilizarse por la proliferación de drogas en el barrio, al punto que afirmaron que la villa que se ubica detrás la usina de Emsa es “refugio de traficantes”.
“La situación es desesperante, a toda hora del día los chicos fuman marihuana como si comieran caramelos y a la noche esto es tierra de nadie. Gente del centro viene a comprar droga y la Policía no hace nada”, reclamó.
También alertaron sobre una seguilla de robos a mujeres. Al menos dos hechos habrían sido perpetrados por el mismo sujeto, puesto que sorprendió a sus víctimas por la espalda y las intimidó para que no lo miren.
En el primer hecho le tomó del pelo a una chica de 18 años, tras lo cual le exigió el celular y la billetera. Luego del robo, la joven pidió auxilio en la casa de una amiga, quien la acompañó a radicar la denuncia.
La joven asaltada habría dudado en radicar la denuncia por temor a represalias, puesto que el delincuente la amenazó con matarla si lo miraba, al mismo tiempo que le exhibió un cuchillo.
Vecinos de Villa Marttos lamentan cierre del destacamento policial
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