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Camino De Misericordia VI (Última parte)

En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales… y estamos invitados a «entrar todavía más en el corazón del Evangelio. En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más las heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. Consideremos ahora, las restantes Obras de Misericordia Espirituales y las acciones sencillas que podemos intercalar en nuestra vida personal, cotidiana y comunitaria. Consolar Al Triste: «¡Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos los pecados» (Is 40,1-2). Algunas acciones: 1- Acompaña a algún familiar, amigo, vecino que atraviesa una situación adversa o dolorosa. 2- Promueve y participa en tu comunidad de la pastoral del consuelo: ya para visitar y acompañar personas enfermas, ancianos abandonados o solos; ya para asistir y acompañar a los familiares de algún difunto. 3- Procura dedicar un tiempo para dialogar, sonreír y alentar a algún familiar o amigo que se sienta triste o deprimido. Perdonar Las Ofensas: «Se adelantó Pedro y dijo: ‘Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?´. Jesús le respondió: ´No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete´» (Mt 18, 21-22).
   Algunas actitudes: 1- Ofrece algún sacrificio voluntario y reza por las personas que te han hecho sufrir. 2- Reza el Padrenuestro diariamente, invocando su Misericordia para perdonar de corazón a quienes consideras que te han ofendido. 3- Procura dialogar, o al menos restaurar el vínculo, con quien te sientas alejado por viejas ofensas. Sufrir Con Paciencia Los Defectos De Los Demás: «Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor» (Ef 4,2). Algunas actitudes: 1- No evites a las personas que te resultan «cargosas», procura dedicarles un tiempo con atención e interés. 2- Contempla y medita el Vía Crucis, ofreciendo ese tiempo de meditación por las personas que en tu vida diaria -familiar, laboral, estudiantil- te resultan molestas. Rogar A Dios Por Los Vivos Y Difuntos: «El noble Judas exhortó a la multitud […] Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. El realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento puesto en la resurrección,  porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados» (Ma 12, 42-45). Algunas actitudes: 1- Aportar y participar en una Misa rezando por los difuntos de mi familia. 2- Visitar y rezar en el cementerio por todos los difuntos que están allí enterrados. 3- Rezar el Santo Rosario por las intenciones del Papa. Pide la asistencia del Espíritu Santo, para que te enseñe todo y te recuerde lo que Jesús nos ha enseñado (Jn. 14,26), con sus palabras, con sus gestos, con toda su persona. (Conferencia Episcopal Argentina, Oficina del Libro, Misericordiosos como el Padre, 2015).
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