Las marcas de la brutalidad se reflejan en el rostro de Federico Krohn (48) y se prolongan por todo su cuerpo, con golpes y serias quemaduras ocasionadas por los delincuentes que el lunes irrumpieron en la vivienda de su familia, en la sección Segunda de Campo Ramón.
Así y todo, reconoció que su hermano Jorge Krohn (51) se llevó la peor parte, al punto que sigue internado en el Hospital Samic de esta localidad, donde se recupera de un fuerte traumatismo de cráneo que demandó varios puntos de sutura.
La violencia de los malvivientes fue tal, que también lesionaron a su madre, Erna Bruener (79), quien sufrió la quemadura en una de sus piernas. También amenazaron con matarla ahogándola con una almohada, a lo que sus hijos asistieron sin poder reaccionar porque fueron amarrados.
“Yo les decía que se lleven todo, pero que no nos hagan nada. Yo ya perdí tres hijos por enfermedades y a mi marido, por eso sé lo que es sufrir y que la plata no hace la felicidad. Por suerte teníamos algo de plata y se conformaron”, reflexionó doña Erna.
En diálogo con El Territorio, la mujer y su hijo Federico relataron la pesadilla que padecieron el lunes a primera hora de la mañana, cuando tres sujetos irrumpieron por una ventana del domicilio y los sorprendieron levantándose.
La chacra está situada a menos de dos kilómetros de la ruta nacional 14, un dato no menor considerando que se trata de una vía de rápido escape para los ladrones, circunstancia que se repite revisando casos de robos recientes en la zona rural.
“Pienso que los chorros pensaron que mamá estaba sola, porque unos minutos antes mi cuñada y mi sobrina salieron con la camioneta, pero mi hermano se quedó un rato más. Yo tengo mi casa en Oberá, pero a veces me quedo acá. Por eso, seguro creyeron que mi hermano salió con la camioneta, que tiene vidrios polarizados, y mamá quedó sola. Nos ataron, nos torturaron con fuego y querían más plata”, señaló el productor.
Tierra de nadie
Según las víctimas, fueron tres los autores del hecho, dos usaban pasamontañas y el tercero tenía el rostro pintado. Krohn relató que alrededor de las 7.30 escuchó un fuerte estruendo en la cocina y salió de su cuarto, cuando fue sorprendido por un encapuchado que portaba un trozo de madera con el cual trató de golpearlo.
Acostumbrado a las labores de la chacra y en buena forma física, logró esquivar los palazos y se trenzó en lucha con el delincuente.
“Pude agarrar una pata de una mesa desarmada y le pegué con eso, le tumbé al primero y ahí vino otro con un cuchillo. Esos dos eran bastante menudos y los tenía medio controlados, pero en eso veo que mi hermano estaba tiraron boca abajo en un charco de sangre y le apuntaban con un pistolón en la cabeza. Ahí me entregué, porque si no lo mataban”, precisó.
Una vez reducido, lo golpearon y lo ataron junto a su madre y su hermano. Los ladrones pedían dinero, joyas e insistían con una supuesta caja fuerte inexistente en la vivienda.
Al respecto, Krohn reconoció que “los colonos no tenemos un montón de plata en las chacras, si el producto vale poco y pagan con cheques. Revisaron toda la casa, hicieron un desastre y, como no encontraban nada, agarraron unas leñas prendidas de la cocina y nos empezaron a quemar. Ahí les dije que tenía algo de plata en una mochila, diez mil pesos, que en realidad ni llegaba a eso. Agarraron eso, más unos 200 reales y se conformaron”, agregó. Los sujetos también robaron dos escopetas y un revólver que había en la casa.
Todavía conmovida, doña Erna mencionó que dos de los delincuentes parecían inexpertos, no así quien portaba el arma y actuaba como líder. El sujeto tenía acento porteño, aunque algo impostado, según las víctimas.
“Uno era más buenito”, comentó la señora, con la candidez que tienen las abuelas. “Le pedí que me ate despacio, porque tengo artrosis. Por eso cuando se fueron, me desaté primero y ahí busqué un cuchillo para cortar las ataduras de mis hijos”, explicó.
Por las características del hecho, suponen que alguno de los ladrones podría ser de la zona o conocido de la familia, aunque no tienen sospechas concretas de nadie.
“A varios vecinos ya les robaron y estamos muy desprotegidos. Vamos a tener que organizarnos y capaz hacer una marcha, porque así no se puede seguir viendo en las chacras”, enfatizó Krohn.
El mismo lunes fue detenido un sujeto en averiguación de hecho, aunque no habría argumentos para mantenerlo tras las rejas por mucho más, confió una fuente del caso.
La cronología del miedo
En los últimos nueve meses se registró una decena de robos a colonos de la zona Centro, lo que dejó un saldo de dos muertos y varios heridos de gravedad. Algunos casos:
10 de mayo: El productor yerbatero Ernesto Gunther (71), de Campo Ramón, fue abordado por sujetos armados en su casa. Tras reducirlo, los encapuchados robaron 30 mil dólares y unos 20 mil pesos.
15 abril: Cinco encapuchados armados irrumpieron en la vivienda de Ernesto Klingbeil (61). El colono resultó seriamente lesionado. Los malvivientes huyeron a bordo de la camioneta del productor y con un botín de 50 mil pesos, alhajas y armas de fuego.
18 enero: Tres sujetos a cara descubierta atacaron a balazos a un comerciante de paraje La Línea, Panambí, tras lo cual le robaron el auto y 70 mil pesos.
6 de julio: Lidia Bezus (69) y Diego Kosaczuk (29) fueron asesinados en ocasión de robo en su chacra de Paraje Samambaya, Los Helechos. Se sospecha que se robaron el dinero de la venta de un lote.
Territoriodigital – Foto: Daniel Villamea