Ingresar a este lugar es ingresar a un mundo no tan lejano, aquel que forjaron los abuelos inmigrantes y criollos en los primeros años de Oberá, cuando todavía no se llamaba así, cuando el monte era el dominante y se abrió a aquellos pioneros que lo arriesgaron todo por un futuro mejor, tan solo con sudor y trabajo. A este lugar llegan viajeros de todas partes del país, e incluso de otras nacionalidades. La grata sorpresa en sus rostros es la misma, sin importar de donde provengan. «Somos de Córdoba, vinimos a ver el Parque de las Naciones y nos llevamos una grata sorpresa al conocer este museo. Es una gran tarea y lleva mucho trabajo el de conservar toda la historia de una ciudad», destacó Mónica Petry en su visita. Una pareja de origen Sueco, Emil Erdtman y su esposa, tan solo expresó en su idioma natal «Tack för besöket! (gracias por su visita)».
Visita al Museo
La puerta de entrada goza de una exhibición de azulejos de diversas temáticas, la mayoría relacionadas con la selva misionera, con Oberá y con la inmigración. La muestra fue realizada por artistas de la Facultad de Arte y Diseño en el 25 aniversario de la Fiesta del Inmigrante. La temática de la primera de las salas está pensada para rescatar las diversas raíces misioneras e inmigratorias, para mostrar al visitante cómo fueron los primeros tiempos de esta ciudad misionera, donde abundan la tierra colorada, las sierras y el monte. Los aspectos fundamentales de la rutina de quienes vivieron aquí se exponen en el museo a través de distintas fotografías,material lírico y distintas artesanías y utensilios tanto de los guaraníes (los primeros habitantes) como de quienes llegaron para colonizar la región. Recuerdos de las primeras familias de Oberá, herramientas utilizadas por ellos cuando lo único que tenían eran sus manos y tuvieron que acudir a su ingenio (morteros, machetes, trilladoras, trapiches e incluso un lavarropas, todo hecho en madera.
Un gran archivo histórico revela distintos acontecimientos de importancia en la comunidad y forma parte principal de la segunda sala. En él pueden destacarse hechos como la famosa aunque triste Masacre de Oberá, ocurrida en el año 1936, o fotos de la atípica nevada que tiñó de blanco la tierra colorada y ocurrió en el año 1965, en el frío mes de agosto. En esta sala puede observarse también distintas piezas que pertenecieron a los primeros comercios y empresas, la banda Municipal de Música, iglesias y personalidades como Plinio Lindström, Egon Lutz, Norguss Jacob, Teresa Morchio de Passalacqua y por supuesto nuestro querido Aldo Gil Navarro.
Otro sector incluye fotografías, murales y trajes típicos de época de las colectividades que conforman el Parque de las Naciones, además de los vestidos que fueron usados en los primeros concursos para Reina de los Inmigrantes. Una galería fotográfica de cada una de ellas, desde los inicios hasta la actualidad, recibe a los afortunados turistas. La tercera sala corresponde a las ciencias naturales. Reúne la mayor parte de la avifauna regional, como así también una gran cantidad de insectos de todos los colores y tamaños, una muestra que en otros tiempos estuvo exhibida en la vieja terminal de ómnibus y que luego fue traslada a este espacio. En el Museo Archivo de Historia y Ciencias Naturales, realmente, el visitante puede vivir un poco de nuestra historia, suspendida en el tiempo.