Fue la propuesta del representante legal del supermercado incendiado al gremio de los trabajadores de comercio obereños.
Luego del incendio que consumió íntegramente el supermercado y mayorista El Cóndor, de esta ciudad, el representante legal de la empresa, se reunió con el secretario general de la Asociación de Empleados de Comercio de Oberá (Aeco) y el Ministerio de Trabajo para definir la situación de los 117 empleados que tiene el comercio.
Ángel Bautista Romero, secretario general de Aeco, contó a El Territorio que el representante legal del supermercado presentó en la reunión una propuesta para paliar la crisis financiera que presenta la firma tras el incendio. En concreto, el compromiso es no despedir a los trabajadores, pero sí avanzar en una suspensión sin goces de haberes durante 75 días.
“No está en el ánimo dejar sin trabajo a nadie, esperan recuperarse y el plan es reincorporar a todos de la misma forma que están actualmente”, comentó Romero a El Territorio.
Desde el gremio adelantaron que seguirán cobrando los aportes a sus afiliados, pero todo lo recaudado en los 75 días será destinado a la familia Márquez Da Silva en forma de colaboración para la construcción del nuevo supermercado.
Con respecto a cómo tomaron la noticia de la suspensión los afiliados, Romero contó: “Al personal le interesa que tengan continuidad de trabajo y de la misma forma, no de cero, y van a esperar los 75 días”.
Por otra parte, la empresa Capital del Monte ofreció realizar la recarga de la tarjeta prepaga a los empleados de El Cóndor.
Los trabajadores del mercado de la familia Márquez Da Silva pueden acercarse a la sede de la firma, donde se le acreditará una carga mensual de 150 pesos durante tres meses.
El supermercado, ubicado en la zona de la ruta nacional 14, se prendió fuego el pasado miércoles 16 de septiembre y al día siguiente tuvo que ser demolido ante el peligro que significaba mantener una estructura tan deteriorada a causa del fuego.
El incendio dejó a 250 personas sin su fuente de trabajo, una circunstancia que caló hondo en la comunidad obereña.
Y desde un primer momento, cuando las impiadosas llamas consumían el local, fue imposible no conmoverse con el llanto de decenas de empleados que veían sus proyectos convertirse en cenizas.
Incluso, desde la familia Márquez Da Silva reconocieron que muchos empleados se ofrecieron a trabajar gratis para dar una mano en el mal momento, ansiosos de colaborar de la manera que sea posible.
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