terrenotomadoHace tres semanas, María Ester Cantero se instaló en un terreno privado con siete de sus nueve hijos. Tomó la decisión porque su concubino la maltrataba a ella y a los chicos.
María Ester Cantero (40) tiene nueve hijos y una historia de pareja repleta de golpes y amenazas. Cansada de tanto maltrato, hace tres semanas la mujer juntó coraje y decidió escapar con sus chicos para empezar una nueva vida sin violencia.
De todas formas, su exconcubino la sigue acosando, al punto de que la semana pasada irrumpió en su vivienda y le propinó una tremenda paliza. Ni siquiera así Cantero se animó a denunciarlo, según comentó en diálogo con El Territorio.
Quien sí denunció al violento fue un sobrino de la señora que conoce bien la trama del maltrato que padece desde hace muchos años junto a sus criaturas.
“Yo nunca le hice una denuncia porque me amenaza con que me va a matar. Tuve nueve hijos con él y siempre me maltrató, y a los chicos también. Ahora estoy viviendo con los siete más chicos y, por ahora, los dos más grandes están con el papá porque acá no hay lugar para todos. Pero me cuentan que el padre llega borracho y los hace dormir afuera”, lamentó Cantero.
A finales de agosto, la mujer usurpó un terreno en el barrio Norte, sector que en las últimas semanas fue ocupado por decenas de familias de escasos recursos. Según señalaron desde la comuna, el predio sería propiedad del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha).
En su caso, Cantero comentó que no tuvo otra alternativa que usurpar dicho espacio porque la relación con su ex pareja se tornó insostenible y temía por su vida y las de sus hijos.
“Vivíamos en una casita en el terreno de mi sobrino, en el barrio Prosol, pero yo no aguanté más y me escapé. Mi sobrino me ayudó a construir esta casita, que es chiquita, pero al menos estamos un poco más tranquilos”, mencionó.
Asimismo, expresó su temor porque su ex continúa hostigándola casi a diario con total impunidad, a pesar de las autoridades están al tanto de su drama.
Al respecto, señaló que “siempre fue muy maldito, pero teniendo tantos chicos no es fácil empezar de nuevo. Igual en los últimos tiempos vivíamos de mi salario de madre de siete hijos, porque lo que él ganaba en construcción se gastaba todo en bebidas”.
Las necesidades de la familia son innumerables y requieren de la atención de los organismos competentes, puesto que la mujer y sus hijos se encuentran en una situación de vulnerabilidad extrema.

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