Con un amplio marco de público se despidió ayer la XXXVI Fiesta Nacional del Inmigrante que se realizó por diez días en la ciudad de Oberá. Espectáculos musicales para todos los gustos, danzas típicas, bebidas y sabores tradicionales de los inmigrantes volvieron a copar el Parque de las Naciones de la Capital del Monte.
«Sobrepasó el número del año pasado, según lo que dicen los presidentes de las colectividades con los que estuve charlando. Hubo mucha más aceptación, no tuvimos ningún incidente, peleas o excesos. Estamos contentos y con ganas de redoblar la apuesta para el año que viene», señaló Enrique Forni, presidente de la Federación de Colectividades. También añadió que hubo visitantes de varias provincias argentinas, como también de Paraguay, Brasil y Alemania.
El buen clima acompañó el desarrollo de la fiesta, que esta edición coronó a Florencia Vallejos, la representante de la colectividad portuguesa, como Reina de los Inmigrantes. La secundaron Macarena Damus como primera princesa (colectividad árabe) y María Ciechanowski Guillén, como segunda princesa, de la colectividad paraguaya.
Ese mismo día fue coronada Luisina Fugazza como nueva Reina Virtual de los Inmigrantes, elección que cada año realizan los lectores de El Territorio y TerritorioDigital.com.
Una de las noches más concurridas fue el pasado jueves con la presentación de Ricardo Montaner que convocó, según datos de la organización, a 30 mil personas. El espectáculo fue en el marco del programa Música x Todos y la entrada al predio de ese día fue gratuita.
El sábado, por su parte, Divididos brindó el show esperado por miles de fanáticos que se organizaron desde varios puntos de la provincia para una cita única de encuentro con el rock.
Rock del bueno
Poco a poco, los jóvenes se fueron congregando en el punto de partida acordado. Semanas antes, en las redes sociales se comenzaron a promocionar diferentes opciones para concurrir a Oberá, ya sea en combis o micros. La cita: recital de Divididos, la Aplanadora del Rock, en el marco de la noche de la juventud de la Fiesta Nacional del Inmigrante.
El frío que parece que quiere hacer presencia para no pasar desapercibido en este virtual invierno, se hizo sentir pero no fue motivo de ausencias. El predio donde sería el recital estaba colmado. La baja temperatura ni se sintió, sobre todo cuando el power trío ingresó al escenario con Haciendo cosas raras y Ricardo Mollo cantó eso de que “la patota ya se abraza para no morir de frío”.
Potencia. Fuerza. Energía. La música sonaba y el público respondía. Las conocidas canciones eran entonadas por jóvenes y no tanto que se dieron cita en el Parque de las Naciones.
Alma de Budín, Elefantes en Europa, Buscando un ángel, Tanto anteojo, Casi estatua, Perro funk de Amapola del 66, Spaguetti del Rock. Todas estos temas fueron sonando mientras un hombre maduro repetía como un mantra: “Divididos es la mejor banda del mundo”.
Luego de Spaguetti vino Par mil, con su letra que habla de la luz del alma. Más tarde, Ricardo Mollo expresaría su alegría por estar en Misiones: “Siempre está bueno volver acá”. Recibió del público una bandera de los pueblos originarios y recordó, en el marco de la Fiesta del Inmigrante, que: “Esta tierra perteneció a la etnia guaraní y que hay que agradecer a ellos su hospitalidad”. El trío emprendió entonces con Huelga de amores de La era de la boludez.
La referencia a Sandro llegó con Tengo, que pertenece al disco tributo al Gitano, uno de los primeros exponentes del rock en Argentina con Los del Fuego. Otro personaje homenajeado fue Pappo con el tema Sucio y desprolijo, que originalmente apareciera en 1973 en el disco Pappo Blues volumen 3. Y con esos aires sesentistas se dio cita Amapola del 66, que fue acompañado por imágenes de los próceres del rock. Imágenes de la película Hasta que se ponga el sol que documenta el BA Rock.
La recta final se veía venir con el El 38, cargado. Hombre en U, Paisano de Hurlingham, Rasputin, Paraguay, dedicado a la Triple Frontera, para terminar con Ala Delta y los músicos brindándose al público a los que se acercaron para saludar. El frío había pasado. Ni se sintió.