La Asociación Cooperadora de la Catedral llevó adelante la tarea que incluyó además la automatización del campanario.Se trata de un reloj con mucha historia. 
Luego de gestiones realizadas durante mucho tiempo por la Comisión Directiva de la Asociación Cooperadora de la Catedral San Antonio de Oberá, el reloj fue renovado y se automatizó el Campanario. “El Reloj y el Campanario son muy importantes para los que sentimos en ese sonido la voz de Dios que nos llama a entrar a Su casa y asistir a Su misa”, afirmó María Vannela Vignolles, secretaria de la Cooperadora. En la obra de restauración se invirtieron 67 mil pesos.

El reloj original había sido donado por Basilio Lutz y familiares, a la Colectividad Suiza. Esta pasó a la Municipalidad y finalmente, durante la intendencia de José Wall, fue cedida a la por entonces Parroquia San Antonio, hoy Catedral.

La actual comisión directiva de la Cooperadora intentó en varias ocasiones ponerlo en funcionamiento. Pero el antiguo reloj sufrió un deterioro irreparable por el paso del tiempo y la falta del correspondiente mantenimiento. El primer paso fue contactar al fabricante, la empresa suiza Thun-Gwatt, para conseguir las piezas del motor que había dejado de funcionar. La respuesta fue que “ya no se fabricaban ese tipo de mecanismos ya que eran obsoletos y las nuevas tecnologías fueron remplazando los modelos antiguos”, comentó a PRIMERA EDICIÓN, Vannela Vignolles. Fue cuando decidieron buscar algún relojero que pudiera fabricar las piezas en cuestión.

“En abril de este año se pone en contacto conmigo el dueño de la empresa Gnomon Relojes Monumentales, de la Provincia de Córdoba, que casualmente venían a la Colonia de Alberdi a automatizar el campanario de la Vicaría Nuestra Señora de Lourdes y tomaron conocimiento de que el reloj de nuestra Iglesia Catedral no estaba funcionando por los que nos ofrecían un revelamiento”, relató Vannela.

Finalmente, luego de varias consultas y conversaciones con la empresa cordobesa se decidió concretar la automatización del campanario y renovar el reloj. “Estamos muy contentos, tanto el Padre Armando (Párroco de la Catedral) como para todo el grupo de trabajo. Es un sueño que se hizo realidad y una deuda cumplida con la comunidad. El Reloj y el Campanario son muy importantes para los que sentimos en ese sonido la voz de Dios que nos llama a entrar en su casa y asistir a su misa”, concluyó la integrante de la comisión directiva de la Catedral.

El trabajo realizado

Para recuperar el reloj, se colocó una moderna máquina de gran porte fabricada por la empresa cordobesa, que le otorgan dos movimientos nuevos. La potencia del mecanismo garantiza el buen funcionamiento de relojes de hasta dos metros de diámetro con aguja expuesta, tal es el caso de este reloj. Además se instaló una unidad de control del reloj con sistema de pulso a minuto. Esta unidad cuenta con sistema de posicionamiento de agujas mediante GPS, de forma tal que el reloj cada 20 minutos chequeará la hora de las agujas del aparato con la hora satelital, poniendo en hora o actualizando la misma.

También se adicionó un martillo eléctrico a la campana, que acciona asociada tanto al reloj, como al controlador litúrgico que funcionará con tres botones. Uno, para proceder a los llamados automáticos a misa, generando las tres secuencias de repiques rápidos y un espacio con uno, dos y tres toques de la campana mayor respectivamente cada quince minutos, que son los “llamados” a misa. Otro botón accionará un golpeteo festivo con repiques rápidos de la campana durante 2 o 3 minutos y el último botón será de repique para funeral o responso, simulando el golpe de una campana de tipo de vuelo, con repiques lentos y espaciados.

Asimismo, cuenta con la opción de llamado manual ante misas especiales y dispara en forma automática el Angelus al mediodía, marcando las 12 horas exactas pues cuenta con la hora satelital. El sistema cuenta también con silencio de noche, que se puede programar a gusto para no molestar a vecinos. Se agregaron cuatro lámparas de bajo consumo con sus respectivas fotocélulas a los dos cuadrantes del reloj.

Fuente:

Primera Edición

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