En medio de fuertes medidas de seguridad, que incluyó una docena de efectivos policiales con armas de grueso calibre, el ex gendarme Leandro Szynwelski (31) fue trasladado ayer desde la Aeccional Cuarta de Oberá hasta el aeropuerto de Posadas, donde a primera hora de la tarde fue embarcado con su custodia hacia la Capital Federal.
De esta forma, Szynwelski rendirá cuentas ante la Justicia tras permanecer prófugo por casi dos años luego de fugarse del penal de máxima seguridad de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires.
El ex cabo de Gendarmería Nacional fue recapturado el 14 de agosto en Villa Bonita por efectivos de la Unidad Regional II. Desde entonces, permaneció alojado en la Seccional Cuarta de Oberá bajó estrictas medidas de seguridad.
Ya en Buenos Aires, será trasladado hacia la localidad de Morón para la indagatoria del Juzgado Federal que entiende en el caso, donde deberá responder por una serie de graves delitos, entre ellos el asesinato de un agente de la Policía Federal, en mayo del 2013.
Con relación al operativo de la víspera, inédito en el ámbito local por la cantidad de personal y logística que requirió, comenzó al mediodía con el arribo de una comisión de la Policía Federal a la dependencia donde estaba alojado el criminal. Las tareas fueron supervisadas por el comisario mayor Víctor Wall, jefe de la URII.
Así, luego de trece días de encierro en esta localidad, Szynwelski fue esposado y ubicado en un móvil del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía de Misiones. Además del chofer y su acompañante, en la parte posterior del vehículo viajaron dos efectivos flanqueando al detenido.
La custodia se completó con otros dos móviles de la Policía de Misiones y uno de la Federal, cuyos efectivos portaban chalecos antibalas.
Las medidas de prevención obedecieron a los graves antecedentes del gendarme exonerado y la posibilidad de que intente escapar -como lo hizo de un penal de máxima seguridad- con ayuda externa.
Por ello, durante los días que permaneció detenido contó con una vigilancia estricta del GOE y sólo una vez se le permitió la visita de sus padres.
En el medio, se tejieron varias versiones y especulaciones sobre su personalidad, lo que fomentó que el personal policial esté atento al menor movimiento extraño. Para colmo, Szynwelski se mostró abstraído al entorno, no respondía preguntas y casi no dormía, lo que no hizo más que mantener en alerta a su custodia.
Más amenazas
Tal como publicó este diario en exclusiva, la detención del ex gendarme tuvo repercusiones en las propias filas de la Policía, puesto que uno de los responsables de su recaptura fue amenazado y tuvo que mudarse.
El suboficial en cuestión es conocido de allegados a Szynwelski y por ello su figura despertó el rencor de algunos familiares, quienes comenzaron a intimidarlo con llamadas telefónicas que sembraron temor en su familia.
El tenor de las intimidaciones habría sido tal que el policía denunció en sede judicial y, en primera instancia, decidió mudar a su familia a Oberá. De todas formas, las amenazas no cesaron y el suboficial solicitó su pase a otra localidad de la provincia.