El lugar no estaba desordenado. Sólo rompían la normalidad los cadáveres de Lidia Bezus de Kosakzuk (69) y de su hijo, Diego Kosakzuk (29), con evidentes signos de haber sido ejecutados a tiros.
Ambos presentaban heridas en distintas partes del cuerpo, como si hubieran intentado defenderse o si el o los asesinos, antes de apretar el gatillo, hubieran decidido torturarlos, con una frialdad pasmosa.
La escena del doble homicidio está situada en el paraje Samambaya, a unos ocho kilómetros de la zona urbana de Los Helechos.
La Policía local fue notificada del caso a las 14.30 de ayer. Fue un vecino quien se topó con el macabro cuadro.
Al llegar a la propiedad de las víctimas, los efectivos hallaron al joven sin vida, tendido en el patio de la casa, en tanto que en una de las habitaciones fue hallada su madre, también fallecida. Ambos se ganaban la vida como colonos.
Un médico policial examinó los cuerpos y determinó que Diego Kosakzuk presentaba “orificio de arma de fuego en pectoral izquierdo y otro a la altura de la ceja, ojo derecho”, mientras que Lidia Bezus tenía “hundimiento de cráneo producto de un golpe y dos orificios de arma de fuego en región frontal”.
Ambos cadáveres fueron trasladados a la Morgue Judicial para la realización de la correspondiente autopsia.
Desde la fuerza se mostraron cautelosos anoche a la hora de brindar pormenores del avance de la investigación. No obstante, trascendió que una de las principales hipótesis pudo ser el intento de robo, aunque no se sabía, al menos hasta anoche, si había faltante de dinero u otros elementos de valor de las infortunadas víctimas. En cualquier caso, los pesquisas no descartaban otro tipo de conjeturas.
Una comisión de la Unidad Regional II, con asiento en Oberá, acudió en apoyo a los efectivos locales. Una vez en la escena, se realizaron las pericias de rigor y las investigaciones tendientes a ubicar a el o los asesinos.
Los peritos trabajaron ayer en el lugar hasta las 20, aproximadamente, y continuarán a primera hora de hoy con sus labores. Entre otras cosas buscan huellas y rastros.
Las víctimas residían solas y por ello quizás alguna impresión digital que no les pertenezca podría aportar un dato clave.
También trataban de determinar las trayectorias de los proyectiles y buscaban vainas servidas, que puedan establecer el calibre del arma o las armas utilizadas.
Hasta anoche no había sospechosos detenidos por el salvaje doble homicidio. (Primera Edición)