Ya consagrado en uno de los hombres políticos más importantes de la historia política misionera, Carlos Rovira fue reelecto como presidente de la legislatura provincial. Considerado un gran estratega político y de gestión de gobierno, se supo ganar el respeto de la mayoría de los dirigentes de los partidos de oposición. Esto se observó en la sesión especial de elección de autoridades con el acompañamiento de casi todos los legisladores de la oposición, pero llamó la atención la abstención del radicalismo, que abre una nueva brecha en la alianza con el PRO, que sí acompañó a la mayoría en retribución a la gobernabilidad dada por la provincia a Mauricio Macri.
Probablemente el radicalismo -con su abstención- haya querido marcar sus disidencias políticas con el oficialismo, y así conformar de esta manera a sus electores que pueden estar o no en esa misma línea de pensamiento. O tal vez han querido marcar algún tipo de distancia con sus socios políticos del PRO. Pero algunos analistas entienden que lo que deberían haber hecho los radicales es presentar una propuesta alternativa para la conducción de la legislatura provincial, pero no recurrir a la abstención, la cual se puede interpretar de que no saben qué hacer. Cuando la política, y en estos tiempos difíciles más que nunca, se deben tener ideas claras y determinación en la acción, y no recurrir al discurso fácil de buscar la justificación de la inacción.
En la elección de autoridades se decidió que la vicepresidencia primera seguirá en manos de Orlando Franco, en tanto el PRO aceptó la vicepresidencia segunda, que quedó en manos de Alfredo Schiavoni, en consonancia con los demás bloques opositores, que votaron respetando la voluntad popular.
Seguramente que algunos -desde su visión política y personal- tendrán contrariedades y críticas hacia el accionar político de Carlos Rovira, que son naturales que existan, pero que también pueden obedecer y formar parte de mezquindades políticas. Lo real y concreto es el respeto político que Rovira se supo ganar a lo largo de su carrera, que comenzó mucho antes del inicio de la renovación en el 2003 a la fecha; logrando conducir un espacio político que se consolidó, que creció y sigue creciendo y obtuvo varias victorias electorales, siempre con un amplio acompañamiento de votos, y esto no es producto de la casualidad.
Con un ideario político misionerista, buscando las coincidencias más allá de las diferencias, marcando claramente el ideario de la gobernabilidad, que quedó expresado en el acompañamiento de los legisladores nacionales en los proyectos considerados claves para el gobierno nacional de Cambiemos.
En la forma de la conducción política y de gobierno encabezada por Hugo Passalacqua, es fácil de observar que la provincia viene teniendo un rumbo político sencillo, claro y predecible. Con aciertos y con errores que se reconocen y se rectifican, como lo demostrado en las elecciones legislativas de 2013, en donde las urnas marcaron cierto grado de disconformidad con el accionar del gobierno de aquel momento, y que hizo que la conducción política y gubernamental -interpretando el mensaje de las urnas- actuara en consecuencia, corrigiendo los errores.
En el plano local, la elección de autoridades del concejo deliberante quedó para el martes de la semana próxima, y existe un amplio consenso para que continúe ejerciendo la presidencia Ariel Chaves, quien luego de una semana complicada políticamente, debió dar explicaciones incómodas, que le sirvieron como experiencia y así poder manejarse con mayor cintura política con sus pares y también con el ejecutivo municipal que le mostró los dientes.
Si bien al ejecutivo municipal le sería más cómodo que la presidencia la pase a ocupar Luis María Vitelli, actual vicepresidente, por ser el hombre más cercano al intendente Fernández, no pueden arriesgarse a intentar sacar a Cháves de la presidencia, porque se sabe que cuenta con los votos necesarios para ser reelecto, y terminaría siendo una derrota interna y -entendemos- a la vez un error político. Lo más conveniente en estos tiempos difíciles, lo entienden tanto los concejales como miembros del ejecutivo, es aquietar las aguas y repasar un poco las ideas, pensamientos y prejuicios, y así transitar un año sin enfrentamientos.

Cambiemos, realidades por mentiras
No hay nada más decepcionante y frustrante para la gente que las promesas incumplidas, que generan expectativas y terminan siendo mentiras. Una de las tantas mentiras preelectorales del presidente Mauricio Macri, fue que sacaría ganancias al sector trabajador, el conocido impuesto al trabajador, y hoy día resulta que no solo justifica la permanencia de este impuesto -al cual atacaba como candidato a presidente- sino que también anunció que vetaría la ley si el senado aprueba lo sancionado en diputados. Y por si fuera poco, aprieta a los gobernadores con recortarle los fondos si los senadores ratifican lo sancionado en la legislatura nacional. ¿De qué cambio estamos hablando?
Que se puede pensar y esperar cuando el diputado de cambiemos de la provincia de Salta, Alfredo Olmedo dice a los gritos en la sesión en diputados “que a la gente hay que sacarle derechos y darle obligaciones”, y es aplaudido por los legisladores de Cambiemos, e increíblemente también por legisladores radicales que forman parte del bloque. Y en Misiones, el PRO vota a favor de que Carlos Rovira siga presidiendo la legislatura, y el radicalismo se abstiene. ¿Este es el cambio, este es el modelo político al que aspiró y aspira el pueblo?. Seguro que no.
¿Que expectativas se pueden tener a futuro si el presidente Macri autocalifica su primer año gestión con un 8? Es decir que solo faltan dos puntos para llegar al 10, a la excelencia de gestión. Y la realidad nos muestra que no solo aumentó la inflación, sino también el desempleo, la recesión y la pobreza.
Según una encuesta de Management & Fit realizada sobre unas 2.000 personas, el 43,1% de los encuestados considera que el primer año de gestión del presidente Mauricio Macri fue negativa o muy negativa, mientras que el 25,9 % la encontró positiva o muy positiva. Además, más de la mitad de los encuestados, es decir el 51,6%, considera que el mandatario no está cumpliendo con sus promesas de campaña.
Además el 51,6% de los encuestados señaló que el Presidente no cumple con sus promesas de campaña, contra un 34,4% que considera que lo hace pero de modo parcial. Sólo el 7,3% de los encuestados cree que Macri cumple sus promesas. Dentro de las razones, se baraja que el mandatario no tiene intención de cumplirlas (32%), no sabe cómo cumplirlas (27,4%), o no tuvo tiempo para cumplirlas (24,25).
La percepción sobre el futuro y las expectativas se ha modificado. Si en la primera etapa del mandato se mantenía una visión optimista respecto del futuro, ahora los números no acompañan. Según la encuesta, el 40,3 % sostiene que la situación económica del país estará peor o mucho peor “en los próximos meses”, mientras que el 34,9 % sostiene que va a mejorar y el 14,9 % considera que seguirá todo “igual”.
Es comprensible la decepción de la gente, lo lamentable que la gente termina decepcionada con la política a consecuencia de los dirigentes que llegan al poder diciendo una cosa y luego hacen otra, traicionando la fe y la voluntad del voto.

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