punaladasLa víctima se debate entre la vida y la muerte por las graves lesiones que sufrió. El agresor acumula varias denuncias por violencia de género. La familia criticó la presunta falta de controles de la Policía provincial.

Ni siquiera seis denuncias previas, por golpes y amenazas de muerte, ni la exclusión de hogar y prohibición de acercamiento dictada por la Justicia, impidieron que un violento apuñalara a su ex esposa en el estómago y frente de sus propios hijos. La víctima, Viviana Beatriz Leske (30), madre de seis menores, permanece internada en grave estado en la terapia intensiva del Samic de esta localidad.
El cuchillazo le perforó el hígado y produjo una hemorragia interna, por lo que en un primer momento fue intervenida quirúrgicamente para frenar el sangrado. Los médicos manifestaron que las próximas 48 horas serán cruciales para evaluar su posibilidad de recuperación.
El ataque se produjo el miércoles, alrededor de las 19, en la plaza del barrio 70 Viviendas de Villa Lindstrom. Tras recibir las puñaladas, la mujer caminó unos metros y fue asistida por vecinos que llamaron a la Policía.
Su hijo de trece años, que observó el ataque, corrió a buscar auxilio a la casa de sus abuelos. Luego el menor sufrió una crisis de nervios y se desmayó.
El agresor fue identificado como Fabián Britos (42), un reconocido referente tarefero local, quien al cierre de esta edición seguía prófugo, informaron desde la Unidad Regional II.
Según fuentes consultadas, este caso se trata de un nuevo hecho de violencia de género que podría haber sido evitado, ya que las autoridades judiciales y policiales conocían los antecedentes del agresor, quien en mayo pasado fue detenido por atacar a Viviana -con quien entonces residía-, a sus hijos, a una vecina que trató de intermediar y a los policías que acudieron al llamado de auxilio.
Comenzó a amedrentarla por mensajes de texto y llamadas. Hasta el 19 de julio, cuando irrumpió en su vivienda con la intención de asesinarla, pero logró escapar por una ventana y se refugió en la casa de vecinos. Pero el violento atacó a los padres y a una cuñada. Al otro día denunciaron el hecho, pero el sujeto nunca fue citado por dicha causa.
“Se cansó de decirle que la iba a matar y las autoridades no actuaron. Ahora está muy grave, le lastimó mucho y los médicos dicen que depende de un milagro. Para colmo, la Policía nos trató mal y no nos quisieron tomar la denuncia ni en el destacamento de Cien Hectáreas ni en la seccional Tercera. Por eso hice la denuncia en Fiscalía”, lamentó Mabel Tachile, hermana de la víctima.

Vivir en el infierno
Ante las reiteradas amenazas por parte de Britos, hace dos semanas los hermanos de Viviana viajaron desde Santa Cruz para acompañarla en sus trámites judiciales y tratar de evitar mayores daños. Pero ni siquiera estando cerca pudieron impedir el cobarde ataque.
Hace varios años, Mabel y Liceo Tachile se radicaron en el Sur y formaron sus respectivas familias, pero siempre mantuvieron contacto con sus padres y hermanos de Oberá. Ahora, ambos tratan de contener a sus padres y a los seis hijos de su hermana, que durante años padecieron el infierno puertas adentro de la casa.
“Ahora nos enteramos el sufrimiento que pasaron con este sádico. Los chicos nos contaron que les pegaba y ahorcaba. Les hacía lavarle los pies y cuando llegaba borracho los obligaba a dormir afuera. Mi hermana no denunciaba por miedo, porque vivía amenazada. Pero en mayo hizo un desastre y hasta los policías sufrieron golpes. Ahí actuó la Justicia, pero estuvo preso apenas una semana”, contó Mabel.
En aquel episodio del 16 de mayo pasado en el barrio San Miguel, Britos agredió con golpes y patadas a su entonces concubina y a una vecina que quiso ayudarla.
Cuando llegó la Policía, el sujeto tomó a dos de sus propios hijos como rehenes para evitar que lo lleven detenido. Blandía un machete y habría amenazado de muerte a los uniformados, con quienes se trenzó en lucha. Fue detenido y puesto a disposición de la Justicia Penal.
Dicha causa fue caratulada como “lesiones, privación ilegítima de la libertad, resistencia a la autoridad y amenazas”. Estuvo una semana tras las rejas.
En tanto, Viviana se mudó con sus seis hijos a una precaria vivienda ubicada en mismo terreno donde residen sus padres en Villa Lindstrom.
“Él se quedó con la casa de San Miguel, pero siguió molestando a mi hermana. Le mandaba mensajes, le llamaba y le seguía. Ella estaba desesperada y nos contó, por eso vinimos desde Santa Cruz, para tratar de darle una mano. Pero en realidad las autoridades tendrían que haber tomado medidas, porque ahora dependemos de un milagro”, reconoció Liceo Tachile.

Testigo del horror
Ayer por la mañana, El Territorio visitó a la familia de Viviana. Casualmente, la mayor de las nenas cumplió diez años y no hubo festejos, sólo llanto y dolor.
Recordaron que el miércoles por la tarde la víctima caminó tres cuadras hasta la plaza del barrio 70 Viviendas, donde su hijo mayor jugaba a la pelota con amigos.
Se presume que Britos la aguardaba en las inmediaciones, como había hecho en otras ocasiones.
Fue así que, cuando observó que llegaba Viviana, se acercó a Nico -el menor que jugaba a la pelota- y lo tomó de un brazo. Desesperada, la mujer corrió unos metros y le pidió que lo suelte.
“Un rato antes, él (por Britos) me mostró un fajo de plata y me dijo que le llame a mi mamá, porque él le quería dar la plata. Pero yo no le creí. Después, cuando mi mamá me vino a buscar, me agarró para que ella no dispare”, relató Nico, visiblemente angustiado.
Al ver a su hijo en manos del violento, Viviana accedió a charlar y se acercó. El sujeto le dijo que sentara en un banco de la plaza y se paró delante de ella. A un par de metros, decenas de criaturas jugaban sin percibir la tragedia que se avecinaba. La escena también fue observada por otro hijo de la víctima, quien la había acompañado a buscar a su hermano a la plaza.
“Le gritó: ‘¿Por qué me denunciaste?, si no querés estar conmigo, no vas a estar con nadie’. Le pegó con una mano y con la otra le hincó. Salió corriendo y mi mamá se agarraba la panza”, detalló el menor.
Tras unos segundos de desconcierto, Viviana se dirigió como pudo hasta la casa de sus padres, donde también estaban sus hermanos. A unos 50 metros fue asistida por una vecina que llamó a la Policía. Transcurrieron más de treinta minutos de espera para la aparición de un patrullero. En ese lapso, uno de los chicos avisó en la casa y el hermano de la víctima la asistió con su vehículo y la trasladó hasta el hospital Samic.
Referente tarefero
En los últimos años, Fabián Britos se ganó un lugar como referente del sector tarefero local, aunque pocos conocían su vida íntima y los dramas de su familia.
Ahora, sus propios hijos reconocieron que el hombre los golpeaba y maltrataba. Los más grandecitos contaron que se ponía peor con el alcohol y no descartaron que consuma drogas. “Tenía los ojos rojos cuando le hincó a mi mamá”, contó Nico.
Además, comentó que días atrás habría denunciado el robo de su moto, aunque creen que en realidad vendió el rodado. “Por eso tenía la plata que dijo que le iba a dar a mi mamá”, agregó.
A esta hora, la familia de Viviana cree que el sujeto planeó asesinar a su ex concubina y tenía el dinero para fugarse.
“Él tuvo una pareja anterior con la que tuvo tres hijos. A esa señora le lastimó mucho y estuvo preso porque le cortó unos dedos con machete”, aseguraron.

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Categorías: Noticias Policiales
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